Esta pregunta podría ser la base de la defensa de los violadores de americanas. En otras palabras, las violaciones deberían ser consideradas como un servicio turístico más... incluso hacer que las turistas rellenaran un papel a su llegada a la isla donde digan si uno de sus objetivos turísticos es ser violadas. Si la respuesta es afirmativa, se podía añadir qué tipo de hombre prefieren, edad, fortaleza física, color de piel, calvo o melenudo, etc. Además, como información complementaria se les podría proveer de folletos donde se indicara los parajes solitarios, tanto costeros como en el interior de la isla, donde las posibilidades de violación sean más altas.
Todo esto tiene lugar dada la absurda posición de Turismo al decir que las violaciones a extranjeras no influencia negativamente al turismo en general porque se trata de "casos aislados...". ¿Qué coño quiere decir con esto el secretario de Turismo? Que si no se las viola de forma colectiva, en algo así como en orgías, ¿no hay que tenerlo en cuenta? Que vaya el secretario a las casas de las turistas en EEUU y les diga lo que piensa, a ver cómo se lo toman...
Hace poco una turista violada regresó a su ciudad de origen sin ni siquiera preocuparse de que la policía puertorriqueña pudiera tomar cartas en el asunto. Y no le echamos la culpa a la americana, porque el que la aconsejó diciéndole que la justicia puertorriqueña nunca encontraría al violador, y si lo hiciera nunca lo sentenciaría por incapacidad supina estaba en lo cierto. Lo mejor es que la chica comience de inmediato las terapias psicológicas arropada por su familia y amigos y que borre a nuestra isla de su mapa mundi.
¿Estás de acuerdo, querido lector o lectora? ¿O debería la chica quedarse años y años en la isla esperando que algo pasara en nuestro sistema judicial?
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