En un lado tenemos el video de una chica y sus amigos que no tienen otra alternativa que arrastrarse por el suelo de su casa para evitar que alguna bala perdida de las centenares que están siendo disparadas al aire sin ton ni son como celebración subnormal de la entrada del nuevo año les cercene la vida. Y en el otro lado tenemos el video de un encapuchado que asegura que dichos tiros al aire no provinieron del residencial Covadonga, que está al lado de donde vive la chica del video de los tiros.
Obviamente, la credibilidad de un encapuchado no es que digamos muy alta, pero su capacidad de amenaza indirecta a la chica que tomó el vídeo es estratosférica. La chica ha dicho hoy que realmente ella no sabe de dónde venían los tiros, que quizá no eran de Covadonga. Obviamente, la chica está asustada. Si pudiera tragarse el video que hizo y sacarlo del internet, no dudaría en hacerlo. Tampoco dudaría en decir que quizá los tiros provenían del otro lado de la isla si supiera que alguien se lo creería.
En fin, la realidad es clara: en nuestra isla sobran las armas. Tenemos miles y miles de armas ilegales en todos lados. Es patético ver al encapuchado diciendo que no han sido ellos los que han disparado al aire. Obviamente no dice que no lo hacen por falta de armas... sino porque son responsables, son unos asesinos responsables...
Una adolescente de 15 años está en estado crítico debido a una bala perdida. Todos los años lo mismo... decenas de organizaciones de todo tipo solicitando a la ciudadanía que no disparen al aire, que no se celebre de esa manera el comienzo del año porque es peligroso... y todos los años con víctimas de lo mismo.
Los que disparan al aire seguirán haciendo lo mismo todos los años, para ellos no hay argumentos lógicos para que no lo hagan. Ellos están acostumbrados a ver cadáveres todos los días, por lo que un par más por la mala fortuna de estar en la trayectoria de una bala perdida es simplemente mala suerte.
La sociedad no es estática, por lo que lamentablemente casi de seguro que nos acostumbremos todos y dentro de unos 20 años ya no nos importará que mueran dos o tres personas por las balas perdidas... ya nos acostumbraremos...
Patético fue ver a Fortuño (por otro lado respetamos la posibilidad de que realmente estuviese afectado por lo ocurrido) entrar al cuartel para encontrarse con el imbécil del superintendente y decirle a la prensa que había ido para saber de primera mano las medidas que se estaban haciendo para encontrar a los culpables.
También murió un sargento de la policía en otro incidente. Nos hubiera gustado que algún reportero hubiese entrevistado al superintendente y le hubiera dicho: "yo le iba a preguntar qué se está haciendo para arrestar al asesino pero ahora que lo pienso usted ya contestó la pregunta el otro día: son cosas que pasan, al igual que hace dos días ningún sargento de la policía había sido asesinado, hoy nos levantamos con la noticia que uno lo ha sido...".
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