Hoy en El Nuevo Día aparece una noticia sobre la
pérdida de población que sufre Puerto Rico como consecuencia de la constante
emigración. Según el artículo, de cada 2 que se van, 1 regresa. Una de las
consecuencias es el envejecimiento de nuestra población.
El fenómeno de la última década es muy sencillo:
profesional que no encuentra trabajo, o que tiene un sueldo ridículo comparado al
que cobraría en EE.UU. Y a esto sumamos que te pueden matar de un tiro si vas a
beberte una cerveza a la Placita de Santurce o si vas a un concierto en el
estadio Rubén Rodríguez... Y si tienes hijos es incluso peor, ya que te pueden
matar a un hijo en la misma escuela. La decisión es sencilla: irse cuanto
antes.
El artículo dice que los que regresan no responden
al perfil de los retirados, pero nos da la impresión que los datos no están
correctos, que el fenómeno se debe a que los viejos regresan si decírselo a
nadie, nada más. Pasan los años, se retiran a los 65 años de edad, y comienzan
a pensar en regresar al terruño. A esa edad, los huesos resienten el frío por la
artritis. Piensan que ya las probabilidades de que les peguen un tiro no son
tan altas porque ya no piensan en darse una cerveza en otro sitio que no sea la
plaza de viejitos del pueblo o la marquesina de sus casas. Y eso de ir a
conciertos no es lo suyo a esas alturas de la vida. Así que es seguro volver.
Claro, eso porque no tienen ni idea de lo que van a sufrir con los médicos y
los hospitales… No saben que tendrán que esperar horas y horas en las salas de
espera de los médicos ya que el “revolucionario sistema” de tener un horario de
citas todavía no ha cuajado en nuestra isla y que en el hospital no van a tener
las medicinas necesarias y que los dejarán abandonados en camillas por los
pasillos o en el cuarto del “janitor”.
El artículo del periódico es muy extenso. Nos
cansamos al leerlo. Entre las cosas curiosas tenemos que la población boricua
en EE.UU. es de 4.2 millones, mientras que en la isla somos 3.75 millones
solamente. Y nos preguntamos ¿qué pasa con los centenares de miles de
dominicanos que tenemos? ¿Dónde los habrán puesto?
El artículo dice que el destino preferido de los
últimos años ha sido Florida, y que ahora se han sumado Texas y California. No
podemos culpar a nadie de irse de nuestra isla, que como están las cosas, sería
como decirle a una mujer abusada que no abandonara el hogar y dejara que la
siguiera pegando el marido.
Al parecer estamos perdiendo un montón de
profesionales. Menos mal que el gobierno está tomando medidas serias para
evitar esto: tirando a los estudiantes de la UPR para que no puedan llegar a
ser profesionales nunca. ¡Así se arreglan las cosas! La lógica es rotunda: “si
no formamos profesionales, no los podemos perder después”.
En fin, que al paso que vamos, nos estamos
convirtiendo en el ASILO DEL CARIBE. No suena mal, ahora que lo hemos escrito,
tiene un toque de romanticismo y todo, ¿no? Cuando le pregunten a un boricua
que lleva 35 años trabajando en una fábrica de tiestos de plástico en un pueblo
perdido de la tundra de Illinois: ¿qué vas a hacer cuando te retires este
verano?, contestará: “me iré al Asilo del Caribe”.
Algo que nos llamó la atención fue el siguiente
párrafo en El Nuevo Día: “La disminución poblacional ha sido
especialmente alta en la zona metropolitana norte, pues entre San Juan
(39,048), Ponce (20,148), Bayamón (15,928), Carolina (9,314) y Guaynabo (2,129)
perdieron...”.
¿Desde cuándo Ponce pertenece a la zona
metropolitana norte? ¿Otro ejemplo más de nuestro fallido sistema escolar?
1 comment:
Ah, Cc te hemos extrañado. Es cierto eso de que a los viejos no nos gusta el frio...Se t olvidó mencionar que la mayoría de los que vuelve según END, son los jóvenes que n hablan inglés y/o no son lo suficiente blancos para pasar...
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