No nos podemos imaginar cómo se debe sentir el reverendo
Terry Jones, pero suponemos que como el hombre más poderoso sobre la Tierra.
Hace unos meses, cuando dijo que su iglesia de 4 gatos iba a quemar un Corán,
hasta el presidente de EEUU tuvo que pedirle que no lo hiciera. Los medios de
comunicación fueron hasta el patio de su casa para llevar a las cuatro esquinas
del planeta lo que este idiota quería decir. Pues bien, hace unos días el
imbécil va y quema un Corán y cuando se enteran en Afganistán, una turba de
gente, va y mata a 7 empleados de las Naciones Unidas.
Y claro, Terry Jones va y se lava las manos, casi
con tanta perfección como cualquiera de nuestros políticos. Esto es lo más
cercano a lo de los muñecos de vudú. Vas y empiezas a espetar alfileres y donde
quiera que se encuentre el representado por el muñeco, se retuerce de dolor. Lo
que está haciendo Terry Jones es prácticamente lo mismo, asesinato a distancia. Bueno, con claras diferencias. El reverendo deja que otros se encarguen, y los que mueren no han hecho absolutamente nada para ello. ¿Cómo explican a los hijos de los muertos por qué han matado a sus padres? Mira, niño, es que había un señor a quien se le ocurrió quemar un libro...
La verdad que a pesar de todo, tenemos un poco de envidia. Ya
quisiéramos nosotros quemar la Constitución de PR y que los políticos corruptos
de nuestro país desaparecieran, sin importar partido claro está. ¿Quién
quedaría? o mejor dicho… ¿quedaría alguien? o la Cámara de Representantes, el
Senado y la Fortaleza… ¿se quedarían tan vacías como si una bomba de neutrones
hubiera caído?
Y que quemando el Reglamento de la Policía…
desaparecieran los policías corruptos. Y que quemando un sobrecito de droga,
desaparecieran todos los que la venden. Y que quemando el Reglamento Escolar
desaparecieran los niños que abusan de sus compañeros, los maestros pedófilos y
de paso todos los pedófilos de PR. Y que quemando el
Reglamento de la UPR, desaparecieran todos a los que no les importa haber echado a miles de estudiantes por no poder pagar...
Soñar no cuesta nada…
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