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Jan 9, 2012

La UPR Río Piedras y el abuso de poder

Ayer en el recinto riopedrense se dio el arresto de una estudiante, Claudia Rodríguez, quien se negó a enseñarle la identificación de estudiante a un guarda privado de la compañía Guardsmark que pasaba por allí. El lector se preguntará si Claudia mostraba señales sospechosas que incitaran al guardia a pensar que no se trataba de una estudiante y cuya presencia en el recinto fuese por tanto prueba de actividades ilícitas que ameritaran la petición de identificación. Pues bien, Claudia, como tantos centenares de estudiantes estaba trabajando en su portátil sentada en uno de los pasillos de uno de los edificios cercanos a la famosa Torre, testigo silenciosa de tanta mierda administrativa.

El guardia en cuestión se hizo el listo, insistió, llamó a un guardia de la universidad, luego a uno municipal, y entre todos hicieron todo lo posible para escalar el incidente hasta que Claudia fue arrestada y acusada de todo lo que les dieron la gana: obstrucción a la justicia, alteración a la paz e incluso de agresión grave contra los guardias... como si estuviéramos hablando de una máquina de matar.

Después de 11 horas de arresto, Claudia compareció ante la jueza Gloria Maynard Salgado que en seguida descartó el cargo de agresión grave al ver que se trataba de una chica cuya fortaleza negaba rotundamente el cargo y dejaba en evidencia la imbecilidad de los guardias. Lo que no pudo la jueza fue descartar los otros dos cargos, no porque no dudamos que lo pensara, sino porque prefiriera proteger su carrera judicial en el marco represivo en el que vivimos en la UPR.

Durante la vista, el supervisor de la Guardia Universitaria, Ángel Rolón, señaló que enseñar la identificación no es requisito al entrar al recinto y que la petición del guardia privado fue simplemente que le dió la gana (lo dijo de otra manera, claro está).

Qué pena que la jueza no aprovechara una vez que Rolón le dijera que el criterio del guardia privado de solicitar la identificación a Claudia había sido "selectivo" para indagar un poco más preguntándole al guardia... a ver qué decía, simplemente por divertirse un poco, y luego haberle dicho "ya sé yo qué criterio usó usted, no hay más que ver a la estudiante, pero quiero que sepa que por esas dos razones por las que usted decidió pedirle la identificación no le dan a usted el derecho de haber hecho lo que hizo... a ver si la próxima vez no usa su autoridad para esos menesteres, da usted pena...". Y en ese momento haber tirado por el suelo todo el puto caso contra la chica.

Luego de todo lo ocurrido, la verdad del asunto tiene dos caras: 1.- Claudia, estudiante de historia de segundo año, participa de las movilizaciones estudiantiles contra la administración, por lo que la tienen fichada en la dictadura fascista en la que se ha convertido el recinto gracias a la labor de la rectora Ana Guadalupe, y 2.- es una chica atractiva y los guardias privados utilizan su posición de poder para atosigar recurrentemente a las chicas y esa tarde la eligieron a ella...

Y esta es la realidad. Lo lamentable es que la administración y los guardias usarán a Claudia de chivo expiatorio para seguir adelantando la agenda que tienen entre manos que es la simple intimidación estudiantil a través de la violación de los derechos constitucionales y civiles de los estudiantes (tal como llevan haciendo los últimos tres años bajo el beneplácito gubernamental) hasta que algún día los guardias puedan impunemente violar físicamente a las estudiantes.

La introducción de guardias privados ha sido un grave error desde el principio, la rectora y la administración lo saben desde hace tiempo y no hacen absolutamente nada, tanto porque conviene a su política represiva o porque quizá reciban dinero por debajo de la mesa de las compañías privadas de seguridad que prefieren contratar gente sin dos dedos de frente a bajo sueldo (y quien sabe si con récords criminales) que pagar por guardias de experiencia.

Ningún guardia con experiencia requeriría la identificación de un estudiante que está tranquilamente estudiando, a menos de que se haya emitido una alarma por algún incidente grave simultáneo en el recinto, como por ejemplo, que alguien haya comenzado a disparar o algo así.

Sinceramente creemos que Claudia tenía razón en negarse a enseñar la identificación porque simplemente no había hecho nada, y ya había sido víctima de varios atropellos similares. ¿Hasta dónde un ser humano debe agachar la cabeza?

La rectora no tiene vergüenza al instar que estas cosas sucedan en la UPR. Que no se confunda nadie, de ella viene la política de la intimidación y abuso de poder. Mientras ella esté en el cargo, la UPR sólo tiene una dirección que seguir: hacia el empeoramiento.

Un consejo que le podemos decir a todo estudiante es que cuando le pidan la identificación, y sienta que no hay razón alguna para ello, le diga al guardia que NO es estudiante de la UPR, que pasaba por allí a encontrarse con algún amigo o familiar, y que no sabía que no se podía entrar si no se era estudiante ya que a la entrada nadie le pidió identificación de estudiante. Y le dices al guardia que no hay problema, que si él quiere que salgas del recinto, lo harás inmediatamente. Si el guardia insiste, sal y luego de 15 minutos regresa y ya está, y si puedes vete a otro lado del recinto y sigue tus tareas estudiantiles. Y si el guardia te ve otra vez, no hagas nada hasta que se meta contigo. Si es guardia privado y vuelve a molestarte, dile que necesitas la presencia de un guardia universitario para asegurarte que 1.- él realmente es un guardia privado que trabaja en el recinto, y 2.- que de verdad tienes la obligación de enseñar la identificación. Cuando llegue el guardia universitario, le enseñas la identificación cuando te la pida y te asegure que el guardia privado tiene la potestad de pedírtela, pero no sin antes decirle que tú no estabas haciendo nada sospechoso y que te había dado la impresión de que el guardia tenía intenciones dudosas contigo (no importa que seas hombre o mujer, guapa o fea, simplemente lo dices mientras nombras el nombre del guardia en voz alta leyéndole la identificación para que quede en récord, aunque sólo sea verbal, ante el guardia universitario). Ya verán qué pronto se les acaba las ganas de ir molestando a los estudiantes...

Y cuando esto suceda, le pedimos a los estudiantes que pasen por allí que hagan un corrillo alrededor para que quede claro que existe solidaridad entre los estudiantes. Y que un par de estudiantes le pregunten al guardia en cuestión si el estudiante interrogado había hecho algo sospechoso que indicara que estaba allí haciendo cosas que no debía... diciéndole que quieren saberlo porque están preocupados dada la incidencia criminal en el recinto... ya verán cómo el guardia en cuestión empieza a arrepentirse de haberle pedido la identificación al estudiante.

Ojalá estas medidas sean promovidas por las organizaciones estudiantiles.

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