Los noticieros de anoche mostraron un edificio de Hacienda vacío, nadie se pasaba a entregar la planilla a última hora. Lo que todos los años ha sido un frenesí de multitudes tardías, anoche era un murmullo de coquíes. Algunos piensan que se debe a que más gente rellena su planilla electrónicamente, y otros, aún más ilusos, atribuyen los hechos a una súbita responsabilidad de la ciudadanía a hacer las cosas con prontitud... El Coquí Cojo comienza a sospechar que la razón de lo que ocurre es que la gente normal se ha quedado sin dinero y ni siquiera se ha planteado rellenar la planilla.
La situación nos recuerda a los tiempos de Robin Hood y el sheriff de Nottingham. El sheriff era el hombre malvado que sólo hacía subir impuestos y tenía un ejército de inspectores que iban de aldea en aldea y de casa en casa cobrando a los pobres campesinos. Si un campesino no tenía dinero con que pagar, tenía que entregar un par de ovejas, o cinco gallinas, o una hija. Quizá sea éste el camino al que nos encaminamos, y el año que viene el gobierno enviará grupos de maestros desempleados por la Ley 7 a recoger vacas, gallinas, racimos de plátanos, etc., por los campos de nuestra geografía.
Pero no todo son malas noticias para el pueblo. Si el gobierno acepta a los hijos como pago y tributo, será la oportunidad de miles y miles de familias de deshacerse de los hijos e hijas malcriados...
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