Cuando la policía determina que el móvil de un asesinato es algo tan estúpido como un beso o una mirada, o un chiste de mal gusto... creemos que es mejor que se dé cuenta de que las cosas han cambiado tanto en los últimos años que la teoría policíaca de que debe haber un móvil ya no aplica, es decir, la última camada de asesinos no necesita móvil alguno para pegarle 34 tiros a alguien... Así se ha devaluado el valor de la vida en nuestra sociedad.
La policía comete un error tratando de imputar un móvil a cada asesinato que se cruza en su papeleo. Eso de que alguien le pegue un tiro a otro por darle un beso de saludo a la chica con la que va, que ni siquiera tiene que ser su novia, no quiere decir que el móvil fuera el beso. El móvil, de haber alguno, es el retorcimiento extremo del asesino. Y por favor, que tampoco se cometa el error de decir que el asesino está obviamente enfermo de la cabeza... eso lo sabemos todos, pero tampoco es el móvil.
El triste móvil es la sociedad que hemos permitido que se formara ante nuestras narices. Nuestra sociedad lleva décadas caminando hacia atrás, con el rumbo fijo hacia el Salvaje Oeste. No nos extrañaría que pronto resucitaran los taínos para completar la estampa...
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