El Nuevo Día señala hoy que la mayoría de los puertorriqueños prefiere vivir encerrada en sus hogares para evitar ser víctimas del crimen. Obviamente es una situación lamentable y en estos tiempos bastante insólita ya que la criminalidad ha bajado mucho en el mundo en los últimos años. Vivimos tras las rejas de nuestras propias casas y no se ve la luz al final del túnel, lo que se ven son túneles por todas partes.
La situación es muy paradójica en un país con un clima que invita a pasar largas horas al aire libre. Encerrados, viendo la televisión, así vivimos. Mientras la situación siga así recomendamos al gobierno a establecer programas de educación en casa, a ver si aprovechamos la situación para volvernos más cultos. Por ejemplo, bibliotecas rodantes. Es decir, guaguas llenas de libros que se pasean por las comunidades y la gente puede salir de sus casas aunque sea a la acera de la calle y tomar libros prestados. Quizá si la cosa empeora, el programa podría llevar varios guardias de seguridad que escolten a los usuarios desde la puerta de la casa a la guagua y viceversa.
Quizá el gobierno debería implementar un programa que permitiese que muchos empleados del gobierno, especialmente los que trabajan sin la necesidad de atender al público, trabajaran desde casa por medio de la computadora. Y seguir alentando al pueblo a hacer los trámites y papeleos con las instituciones gubernamentales a través de portales de internet, desde casita, sin tener que salir a ningún sitio.
No sabemos si la política del gobierno de reducir el número de estudiantes de la UPR, en la que hoy asisten 25,000 estudiantes menos, tenía como finalidad el protegerlos al obligarles a quedarse en casa sin nada que hacer (lo dudamos). O si la alta tasa del desempleo responda también a la iniciativa de que la gente se quede en casa y baje la criminalidad.
Si seguimos así, las calles se vaciarán, los tapones desaparecerán... y los turistas llegaran a El Viejo San Juan con las calles desiertas sin poder vislumbrar las causas.
Sin embargo, es obvio que el gobierno no quiere que los puertorriqueños no podamos salir de casa, lo que quiere es que salgamos de verdad de nuestras casas... y nos vayamos a EEUU para siempre.
Quizá el gobierno debería imponer un horario a los criminales, como por ejemplo, imponer penas dobles a los que dilinquen de 6 AM a 6 PM. Así podríamos salir un poco más. Hace unos días, la AMC (Asociación Mundial de Claustrofóbicos) nos ha declarado país non-grato.
Sin embargo, es obvio que el gobierno no quiere que los puertorriqueños no podamos salir de casa, lo que quiere es que salgamos de verdad de nuestras casas... y nos vayamos a EEUU para siempre.
Quizá el gobierno debería imponer un horario a los criminales, como por ejemplo, imponer penas dobles a los que dilinquen de 6 AM a 6 PM. Así podríamos salir un poco más. Hace unos días, la AMC (Asociación Mundial de Claustrofóbicos) nos ha declarado país non-grato.
Hay muchas medidas que se podrían tomar para revertir el crimen. Por ejemplo, los ladrones no tendrían nada que robar si todos tuviéramos el mismo modelo de televisor (un modelo bastante malo) y el mismo modelo de carro (muy barato). Se prohibirían las joyas, y la ropa excesivamente clara. Se prohibirían los relojes de lujo (sólo SANYOS de plástico). Se prohibirían los tenis de marca, los bolígrafos de oro o plata, y se bajarían los sueldos a $20 al mes. Así todos seríamos pobres y el crimen, por ende, desaparecería. Nadie podría comprar drogas, y todo aquél que tuviera dinero demostraría que se dedica al crimen, ya que no habría otra manera de hacerse rico. Además se impondrían unas penas de cárceles salvajes, sin jurado. Y se fomentaría que la ciudadanía se vigilara entre sí, justo lo contrario de lo que pasa ahora que nadie habla. En fin, nos convertiríamos en la segunda Cuba del Caribe... pero podríamos caminar por todos sitios sin miedo a que nos atracasen.
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