Deborah Figueroa Lugo se llevó por delante a Josefina Solorio Aguilera, anciana de 91 años. Obviamente es una desgracia doble, por un lado que muera una anciana de esa manera, y por otro, que los policías no sepan guiar como es debido. Algo interesante de la noticia en la prensa es que no tardaron mucho en achacarle problemas mentales a doña Josefina, como parte suponemos del intento de disminuir los daños a la incapacidad policial. De ser cierto que la señora tuviera problemas mentales (como el 90% de la ciudadanía en estos tiempos), que sepamos nosotros no hay ninguna ley que haga ilegal que un loco cruce la calle.
Como están las cosas, tampoco nos sorprendería que mañana mismo saliera el superintendente diciendo que doña Josefina era una cabecilla de un cartel de drogas o que regentaba un punto, todo sea por quitarle importancia al asunto.
Siempre tenemos la esperanza que la agente sea procesada por homicidio involuntario, por conducción temeraria y esas cosas, y que no se barra la mierda debajo de la alfombra...
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