La UPR y Moody's Investors Services

Hace unas semanas la agencia acreditadora degradó la deuda de la UPR como coletilla a la anterior degradación de la deuda del país. Las consecuencias de ello están empezando a sentirse con una serie de medidas que intentan paliar el mayor porcentaje que debe pagar la UPR en su deuda por ello. Teniendo en cuenta que tres cuartas partes de los ingresos de la UPR provienen del gobierno de PR, la situación fiscal de la universidad es muy delicada. Quizá el problema mayor no sea lo que a primera vista podría parecer, sino la incapacidad de la administración a capear el temporal. Si muchos piensan que la inacción podría ser una actitud demencial ante la crisis, no cabe duda que la acción por parte de unos incapaces es aún una peor salida. Y eso es lo que nos tememos.

Una gerencia apática ante soluciones innovadoras y que no tiene como objetivo el progreso de la institución desde un plano educativo y académico es la que existe en estos momentos, conformándose con las mismas medidas conservadoras que las que tomaría la mayor parte de octogenarios dueños de colmados de barrio: comprar menos mercancía, subir los precios, ofrecer una menor variedad de productos, usar un aceite más barato para las alcapurrias, estropear deliberadamente la máquina de caramelos para que los niños no molesten pidiendo cambio, despedir al único y leal dependiente que hablaba con los clientes y era uno de los imanes del estableciemiento y poner en su lugar a un sobrino que trabaje sin sueldo y sin ganas, o incluso irse despidiendo de la clientela anunciando el próximo cierre del establecimiento... porque los huesos ya no le dan para disgustos.

Tampoco los contables que únicamente piensan en las cuestiones económicas serían los indicados para maniobrar o gestar una institución académica universitaria, que por demás resulta ser la única institución pública de dicha clase en nuestro país. Existe un problema fundamental: la UPR tiene a su cargo un número de intangibles (es decir, consecuencias que no se pueden contar, que no se pueden poner en una columna de ingresos con números y signos) como el mismo futuro del país..., el futuro de la próxima generación de profesionales, el que el país pueda contar o no con gente preparada que se haga cargo de las instituciones y empresas del mañana..., vamos, ¡casi nada!

No se puede tratar a la UPR como si fuese un colmado o un cafetín de barrio, ni tampoco como si fuera una empresa que vende envases plásticos, ni como si fuera una fábrica de ventiladores. Éste es el problema prioritario que tiene la UPR: la falta absoluta de gente capacitada para hacerse cargo de una institución universitaria.

¿Qué puede hacer un agrónomo como presidente de la UPR? Absolutamente nada, peor aún, equivocarse constantemente, lo que hasta ahora ha demostrado que puede hacer sin dificultad alguna. Lo de la cuota fue un desastre, claro que él no lo empezó porque no estaba todavía en el cargo, pero demostró que podía seguir aplicando una política desgraciada siguiendo el baile desdichado del gobierno. La merma del estudiantado... otra desgracia anunciada, la intervención de la policía y la guardia de choque, y los agentes de seguridad privados...., los arrestos de estudiantes..., el bajón acordado a los estudiantes de nuevo ingreso..., la consolidación de programas sin previos estudios que la justificaran..., el cierre brutal de secciones..., la política sin ton ni son de siempre. Todo un desastre.

Y toda esta gente sigue ahí, sin vergüenza alguna, con todo el descaro del mundo, y con el respaldo absoluto de un gobierno imbécil pero prepotente...