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Nov 8, 2011

Hospital psiquiátrico donde los locos son los menos locos

Parece ser el caso del Hospital Psiquiátrico Forense de Ponce, atendido por sólo un psiquiatra a tiempo parcial... sin medicamentos que recetar, ni equipos que usar, con camastros enmohecidos..., sin ambulancias ni vehículos, 160 pacientes y sólo 125 camastros, en pocas palabras, un microcosmos de la situación del país. La pregunta es por tanto, ¿qué beneficios puede dar un hospital cuya situación es exactamente la que se vive fuera de él? ¿Qué más da, por tanto, que los enfermos con condiciones psiquiátricas vayan a vivir allí? Ninguna, para eso que se queden fuera, o con sus familias que ni caso les hacen, o deambulando de semáforo en semáforo.

Por lo visto, tenemos que replantearnos lo que sentimos al ver a una persona claramente con problemas psiquiátricos pidiendo limosna en un semáforo... quizá sea él el que mejor vive de su gremio... ¿no es esto sencillamente absurdo? Como absurda es la realidad en la que vivimos.

No sabemos si la solución para el psiquiatra a tiempo parcial que todavía asiste al hospital sea tratar de convencer a unos cuantos locos, a los que se creen Napoleones Bonaparte o Georges Washington, que cambien su locura y piensen que son Sigmund Freud y se unan al staff médico para atender a los que sin saberlo siguen siendo sus colegas de locura...

En la prensa dicen que los administrativos creen que el hospital no podrá conseguir la certificación, y nosotros pensamos... ¿cómo carajo todavía la tienen? ¿o es que todavía usan los criterios de los manicomios de las colonias carcelarias del siglo 18?

En fin, la noticia es realmente de locos, y lo que prueba es que todos estamos locos para permitir que estas cosas lleguen a estos extremos. Locos los familiares de abandonarlos en semejante lugar, locas las autoridades en permitirlo, locos los administradores que "temen" que el hospital no renueve la certificación (pues ¡claro que no!, no tendrían ni que preguntárselo, deberían ser ellos mismos los que pidieran la descertificación a gritos). No nos extrañaría que la ausencia de médicos no se deba a que se han ido, quizá es que se han vuelto locos y nadie se haya dado cuenta, y sigan allí con sus discursos enloquecidos de que son médicos y que nadie les escucha...

4 comments:

Rafael said...

Hace muchos años, cuando la faena de vivir era una tarea mas simple, por estocadas de la vida, yo tambien llegue a esas puertas de metal oscuro y pesadas que hacen un ruido extraño cuando alguien las abre o las cierra. Llegue por un referido medico, esperando encontrar alivio a mis penas. Para sorpresa mia, una amable trabajadora social me recomendo mudarme a ese lugar. Asi de simple. La recomendacion la hizo como quien invita a una estadia. Sorprendido le di un no rotundo. Al ella hacerme la proposicion vinieron a mi mente, personas con uñas descomunales, pellizcandome. Otras desgreñadas y con mil deformaciones dentales mordian mis carnes. Por poco tengo un infarto. Ella muy amable me pregunto que me pasaba. No pude contestar. La proposicion fue tan impactante que las proximas vititas las hacia desde el marco de la puerta. Desde luego, salir corriendo si se desarrollaba algo inusual y trataban de agarrarme para trancarme.
En PR esto no es nuevo. Parece que los locos han desarrollado algo asi como gremios de locos y han logrado escalar peldaños agigantados en la sociedad puertorriqueña hasta llegar a las mas altas esferas sociales y administrar nuestro sistema politico social. Eso de acuerdo a lo que se lee a diario en los medios de informacion de la isla y fuera.
Por suerte yo vivo fuera hace mas de 25 años y puedo decir con certesa, que desde que sali del pais me siento aliviado de los males que me llevaron al hospital siquiatrico de Ponce. Entonces cabe una preguntica. ¿Cual seria la medicina o la terapia correcta en estos casos? ¿Podria ser salir corriendo a cualquier lugar y olvodarse de todo eso que le recuerde a uno que es puertorriqueño?
Nota: La historia que vivi en el hospital es cierta.

el coquí cojo said...

Yo realmente creo que los puertorriqueños vivimos una locura colectiva y lamentablemente hemos desarrollado unos mecanismos de defensa extremos para protegernos de los demás. No ha habido más remedio. Lo malo de todo esto es que dichos mecanismos de defensa impiden al mismo tiempo superar nuestras circunstancias adversas. No podemos parar la espiral descendente de nuestra sociedad. En otras naciones que han entrado en dicha espiral, sucede un acontecimiento atroz como una guerra civil y una revolución que da origen a una nueva realidad, a un nuevo comienzo. Pero por nuestra realidad político, no tenemos esa posibilidad. No que las guerras sean buenas, pero nuestra caída por la espiral es infrenable.

el coquí cojo said...

Rafael, creo que hiciste muy bien en irte de PR hace 25 años. Imagínate, las cosas han seguido empeorando y la gente hace 25 años no podía vislumbrar el desastre social que tenemos ahora. Te escapaste de todo esto.

Rafael said...

Coqui, el guion sobre el plebiscito ya esta a mitad o mas. Parece que el hospital Psiquiatrico de Ponce todavia surte efecto. Dime cual sera el proximo paso a seguir con el guion. Espero tu respuesta.