Querido lector:



El Coquí Cojo te da la bienvenida y espera que pases un rato agradable leyendo nuestras tonterías. Nuestro objetivo principal es el informarte, de una manera jocosa pero ilustrativa, de lo que sucede en nuestro querido terruño. No nos cabe duda alguna que nuestra islita es el epicentro de lo absurdo, y que superamos las más altas cotas del realismo mágico. Nuestros segmentos están basados en noticias reales que afligen a nuestra sociedad. Obviamente, para conseguir lo que consideramos jocoso, pondremos palabras ficticias a personajes reales, aunque en la mayoría de los casos no nos sorprendería en absoluto que las hubiesen dicho. El lector también podrá disfrutar de noticias totalmente falsas; la labor que tiene el lector es averiguar cúales son, tarea que a simple vista pareciera sencilla pero que a veces, debido a nuestra realidad surrealista, no lo será tanto.

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Nov 16, 2011

Un récord que refleja nuestro fracaso social

Ya se alcanzó el récord de 995 asesinatos, y todavía falta mes y medio para terminar el año. Al paso que vamos, superaremos los 1,150 cadáveres innecesarios. Como mecanismo psicológico de defensa nos agrada pensar que la mayoría de dichos cadáveres pertenecen a jóvenes que se dedicaban a la venta de drogas y cosas por el estilo. Por un lado nos enorgullecemos de no tener la pena capital en nuestro código penal y por otro no nos lamentamos de que jóvenes delincuentes aparezcan muertos cada mañana.

La piel de nuestra sociedad se ha endurecido muchísimo en las últimas dos a tres décadas. Ya casi prácticamente nos cubren las escamas de los cocodrilos. Sólo nos alteramos cuando víctimas inocentes caen baleadas injustificadamente, especialmente cuando se trata de niños o mujeres embarazadas. Hace unos días murió un niño de 2 años. La noticia nos sacudió porque pensamos que se truncaba una vida al comienzo de su existencia, un niño que dejará de ser lo que se suponía que fuera. Sin embargo, nuestra sociedad es incapaz de proveerle un futuro decente a la inmensa mayoría de nuestros niños.

Para ocultar el fracaso social de no poder proveerle un futuro encomiable a casi ninguno de nuestros ciudadanos, nos reconfortamos presentando los pocos que han hecho algo de merecimiento en la vida y les colocamos en pedestales para ver si así alguien se inspira en ellos y les sigue los pasos. Por alguna razón, usamos a los deportistas para tales fines. Pero por otro lado somos incapaces de proveerle un buen sistema educativo a nuestra juventud. Al contrario, a pesar de los fondos que cada año recibe, el Departamento de Educación sólo ofrece una paupérrima educación.

Lo peor es que lo peor todavía no ha llegado. A pesar de las alarmantes estadísticas, siempre terminamos superándolas... quizá lo que vivimos ahora y que pensamos es una tragedia, será considerado "los buenos tiempos de antaño" dentro de unos 15 ó 20 años... Que dios y los astros nos amparen.

1 comment:

Rafael said...

Mira Coqui, lo primero que quiero decirte es que el nombre que usas deberia ser otro. Claro, para que valla a la par con los disparates que se viven a diario. Posible nombre: Coqui Encoconá'o. Eso por no decir otra palabra. Mirando tu perfil pienso que vives soñando con otro PR. Yo también viví de esa forma muchos años. Siempre soñé una patria acogedora y calida donde se cuidara los niños y se respetara la gente mayor. Donde los jóvenes pudieran expresar sus ideas de forma racional y fueras escuchadas y respetadas. En una patria donde las personas adultas tuvieran cordura y pudieran crear vías para una convivencia en sociedad, de armonía entre sus miembros y el medio ambiente. Hoy eso son solo pesadillas de viejo. Muchas veces pensé mudarme a la Luna o tal vez Martes y probar algo diferente. Pero tendría que pagar un gran precio. La soledad. El mismo precio que se paga viviendo entre la gente de este siglo. No critico a nadie que sea idealista. Yo quisiera seguir siéndolo. Hoy no puedo por los golpes que me da la vida cuando veo estas atrocidades. No sé si es que me estoy poniendo viejo, pero pienso que la lucha ya no es posible. La desidia a mordido mis huesos y nublado mi vista. En mis largos años de caminar por el mundo y ver todo lo que he visto, veo que las cosas no encajan por ningún lado. Pero yo me pregunto: ¿existirá un punto donde el ser humano pueda decir, estoy vivo y en verdad soy feliz? Pienso que la felicidad no se hizo para nosotros. Pero dentro de ese contexto pregunto: ¿Qué hago aquí? Yo no le pedí a nadie venir al paraíso de la dulzura y los momentos de verdadero placer son demasiados efímeros. Y en verdad a veces no se que pensar. Pero de aquí no me voy por mi cuenta ni a jodidas. Me tienen que llevar al más allá obligado. Y cuidado que si no me gusta me le escapo.