Las palabras de la directora del Instituto de Ciencias Forenses, María Conte Miller, sobre las discrepancias en el número de asesinados entre los que tienen en las heladeras del instituto y los que la policía reporta al público, nos dejó más helados que un muerto. Todos conocemos los juegos estadísticos de la policía, que no duda en recalificar delitos de Tipo I en delitos de Tipo II para cubrir apariencias. Lo que no sabíamos era que la creatividad de la policía a la hora de recalificar delitos fuese tan pródiga y extraordinaria, porque eso de recalificar a un muerto por un balazo lo creíamos imposible... Después creemos que la policía es tonta... Lo que son es demasiado listos, éste es el problema...
La policía se quita de encima asesinatos clasificándolos de "muertes sospechosas". Suponemos que cuando la etiqueta les deje de funcionar, buscarán salidas más originales, como "se quedó dormido permanentemente", o "padece de un sueño profundo", o "sufre de una enfermedad opuesta al insomnio", o incluso "nos encontramos un cadáver procedente de un universo paralelo, por lo que el asesinato ya se contó en el otro lado"... (la mayoría de los policías ven la serie televisiva Fringe).
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