Es irónico que lo único que ha podido lograr que los soldados americanos se tengan que ir de Iraq haya sido la negación del gobierno de ese país a renovar la política de inmunidad a las tropas. Es decir, con la inmunidad actual un soldado americano no puede ser procesado por un tribunal iraquí aunque en un arrebato le dé por matar a treinta civiles o viole a un colegio de niñas. Esto es lo que ha pasado hasta el momento, y entendemos que los EEUU no puedan arriesgarse a que uno de sus soldados sea enjuiciado y convicto por las cortes iraquíes. Y por otro lado, entendemos al gobierno iraquí al no poder renovar la inmunidad de las tropas extranjeras.
No sabemos si detrás del supuesto fracaso en las negociaciones entre los EEUU y el gobierno iraquí haya un consentimiento tácito de la medida por debajo de la mesa, ya que permite a los EEUU retirar de una vez, y de forma digna, las tropas, con el ahorro significativo que tendrá como resultado. Por un lado el gobierno de Iraq consigue cierto prestigio ante su pueblo y por otro la Casa Blanca se deshace de un problemón cuando a Obama le conviene mejorar su imagen ante las elecciones próximas. El tiempo lo dirá.
Entrevistamos a un soldado puertorriqueño que señaló: "es bueno que ya no nos quedemos allá porque con la falta de inmunidad ya no hace gracia matar a ningún civil que nos caiga mal... de ahora en adelante lo tendré que hacer en la isla, que con la policía que tenemos, es lo mismo que tener inmunidad...".
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