Y van tres, Cordero, el que le siguió que ya ni nos acordamos de cómo se llamaba y no merece la pena, y ahora don Jesús Rivera Sánchez, el Secretario de Educación... Bueno, Cordero renunció cuando se supo la cantidad ingente de lo que ganaba sin hacer mucho, y los otros dos por morosidad alevosa y premeditada. En fin, ¿cúal es la moraleja de la historia? Que puedes ser sólo una de las dos cosas: o moroso o Secretario de alguna agencia del gobierno, pero no las dos cosas a un tiempo.
No conocemos si en algún otro país del mundo haya sucedido que dos Secretarios hayan perdido el cargo en un mes por no pagar la factura de la luz, pero realmente lo dudamos. Ya lo decimos en el encabezamiento del blog: No nos cabe duda alguna que nuestra islita es el epicentro de lo absurdo, y que superamos las más altas cotas del realismo mágico...
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