En el periódico Primera Hora, aparece una noticia sobre el problema de los neumáticos usados en nuestro país: “La Autoridad de Desperdicios Sólidos (ADS) anunció hoy que le solicitará a la Legislatura una enmienda para extender la vigencia de la Ley para el Manejo Adecuado de Neumáticos de Puerto Rico por seis meses, en aras de fortalecer los procesos de fiscalización en el acopio y manejo de neumáticos”.
Todo ciudadano sabe que ya no damos abasto, hay neumáticos por todas partes. El Coquí Cojo salió a la calle para ver qué soluciones le daba nuestra gente a este problema y obtuvimos un sinnúmero de ideas interesantes. Lamentablemente sólo tenemos espacio para incluir algunas de ellas:
a.- Tirarlas al mar, y construir poco a poco un paso natural a Culebra y Vieques. Si añadimos todas las neveras, estufas, y demás enseres pesados que se encuentran abandonados a lo largo y ancho de nuestra geografía, no cabe duda que en poco tiempo se podría hacer una carretera uniendo las islas.
b.- Hacer lo mismo que en punto (a) pero con la República Dominicana… “si de todas maneras llegan acá sin problema alguno”.
c.- Hacer diques con ellos en nuestras playas para que la arena se acumule en ellas evitando así la erosión que sufren. (¡esta idea no es tan tonta!)
d.- Colocar las gomas a los lados de nuestras carreteras siguiendo lo que hacen en los circuitos de Fórmula Uno. Esto tendría consecuencias obvias, como salvar vidas, y otras no tan obvias, como los beneficios en industrias vitales a nuestra economía, como por ejemplo, las destiladoras de bebidas alcohólicas, ya que se podría beber más sin miedo a salirse de la carretera. Por otro lado, la Asociación de Mecánicos de PR se opone a ello.
e.- Reemplazar los aros de las canchas de baloncesto del país con neumáticos. Aprovechando la popularidad de dicho deporte, y el lamentable estado de los aros mohosos de las canastas, no puede ser más evidente esta alternativa. Se estima que 2.3 millones de neumáticos podrían utilizarse para dichos menesteres.
f.- Reemplazar los corralitos que se utilizan para mantener a los bebés tranquilamente recluidos en la sala. Dada la triste realidad de la total dependencia de la isla a la importación de corralitos, los ahorros a la población boricua serían importantes. Una ventaja obvia es la imposibilidad de que los bebés recluidos en gomas se puedan hacer daño. “No hay manera”, nos expresó animado el proponente de esta solución.
g.- Reemplazar las sillas de plástico que acaparan las salas de espera en los consultorios médicos de nuestro país. Según el proponente de la medida: “Teniendo en cuenta que la espera promedio de los pacientes es de 7.2 horas por visita, sentarse en una goma permitiría a los pacientes a dormir sin miedo a caerse ya que estarían encajados”. Los cálculos preliminares indican tres neumáticos por silla, que multiplicados por las 800,000 sillas en las salas de espera, darían uso a 2.4 millones de gomas.
h.- Colocar gomas colgando a los lados de los autos. Las ventajas son obvias según su proponente: “Sólo tienes que ir a cualquier parking del país para ver que la gente abre las puertas sin consideración alguna de los carros aparcados a su lado. Si cuentas, cada carro en PR tiene un promedio de 213 abolladuras en su carrocería. Incluso reemplazar los “bumpers” con gomas sería muy beneficioso, si no, sólo cuenta los carros con los “bumpers” aboyados en alguna esquina…”
Como era de esperar, a estas medidas se opone furibundamente la Asociación Protectora de los Mosquitos del Dengue, que reclama que tendría consecuencias desastrosas en las filas de sus integrantes.
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