En las noticias de televisión apareció la madre del fallecido Jose Alberto Vega Jorge diciendo que todavía no puede perdonar al policía que asesinó a su hijo de 22 años. El Coquí Cojo quiere decirle a María que teniendo en cuenta que el agente Abimalet Natal se lo pasó bien descargando su pistola 10 u 11 veces, que tuvo a su hijo maniatado en el suelo sin oponer resistencia, y aún así le pegó un tiro en la cabeza y luego le dejó abandonado para que muriera y evitar su posterior testimonio, creemos que no debería perdonar a este “hijo de puta” nunca jamás.
Y María tiene razón cuando dice que deberían procesar a todos los policías que se encontraban en el lugar de los hechos. El Coquí Cojo espera que la justicia se acuerde que es cómplice todo aquél que pudiendo evitar un crimen no lo hace, que es cómplice el policía que abandona a un muchacho que todavía está vivo y ni siquiera llama a una ambulancia (si hubiese sido Natal el que hubiera estado muriéndose, la hubieran llamado). Queremos recordarle a la justicia que cuando varios ladrones entran a robar un banco, no importa que sólo uno de ellos sea el que desplegue un arma y lleve la voz cantante en el atraco, TODOS SON CÓMPLICES.
Queremos recordarle a la justicia que la policía es muy lista: todos calladitos, sólo uno (Natal) ha sido acusado como si los otros no hubiesen roto un plato, y encima el abogado defensor, Santos Carruccini, dice que “todo esto es un error” y que “existen defensas más que suficientes para que no se procese por dicho delito”. Vamos, que como si a José Alberto no le hubiera pasado nada. Entendemos que en su papel de abogado defensor, en este caso, el señor Carruccini dirá todo lo que tenga que decir, pero esperamos que la justicia no sea tan idiota como de costumbre.
Además, nos hizo mucha gracia todos los intentos para que el policía Natal no pasara la noche en la cárcel. En El Coquí Cojo creemos que es mejor dormir en la cárcel que en el cementerio, como le ha tocado a José Alberto a perpetuidad.
Y nos preguntamos por qué el pueblo ha perdido la fe en la policía. Pues vamos a pensarlo… quizá sea porque asesinan impunemente porque la justicia les deja ir libres…
Queremos que la justicia se dé cuenta que ahora los policías están charlando tranquilamente en la partida de dominó: “Fíjate, menos mal que el chico se murió, porque si no, hubiera hablado y Natal se hubiera pasado el resto de su vida en la cárcel, así que hay que aprender de esto, si cometemos un error, hay que asegurarse que la víctima no se vuelva a levantar…”
Doña María, sólo perdone a Natal cuando lleve 20 años en la cárcel.
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