Hacía ya dos semanas que no aparecía en las noticias. Y al parecer estaba preocupado que nos olvidáramos de él. Estamos hablando del Chuchin. Hace unas semanas el susodicho nos ofreció la “telenovela” de su hijo arrestado cuando vino a PR para estar con su mamá en el día de las madres… por un delito en Filadelfia que nunca conocimos. Sin embargo, el Chuchin jugó la carta del buen padre que se preocupa por su hijo y que no sabe en qué líos se había metido (o no quiso decirlo porque no le convenía, vaya usted a saber).
Pues ahora, nos entretiene con la anécdota de un Bentley que supuestamente le regalaron. Rivera Schatz le ha llamado a comparecer a la Comisión de Ética para que explique las razones del regalo… y claro, el Chuchin prefiere devolver el carro a tener que explicarse. Así mantiene ese halo de misterio que tanto se esmera en conservar. Nos está diciendo: “yo hago lo que quiero, tengo muchos negocios turbios pero nadie se puede enterar de qué se tratan… y encima, soy parte del gobierno de Puerto Rico… no cabe duda que soy un mafioso brillante…”.
Este hombre no se preocupa de nada, en este caso suponemos que propondrá dentro de unos meses un proyecto de ley para hacerle un homenaje, y una estatua, a Rivera Schatz, y ya está.
Le enviamos un saludo desde aquí a Gabriel García Márquez, y le rogamos utilice al Chuchin como inspiración a un personaje de su mundo literario… el Chuchin se lo merece.
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