Luis Fortuño no sabe qué hacer con Luis Gutiérrez. La inoperante estrategia política del gobernador para pararle los pies a Gutiérrez ha ido a peor, ha surtido el efecto contrario al buscado: que Gutiérrez se haga cada vez más popular entre el pueblo boricua, al punto de que ya hay varios políticos de peso que piensan que Gutiérrez podría ser en un futuro no muy lejano un buen gobernador para nuestra isla.
La verdad es que Gutiérrez ha sabido utilizar los ataques mongos del gobernador y sus secuaces para su propio beneficio, llegando al espectáculo de ayer en Adjuntas con el tema del gasoducto.
Pues bien, al parecer nuestro gobernador no escarmienta y no sabe qué hacer, atacando a su “hecho por él mimo contrincante” con la supuesta agenda oculta de favorecer la instalación de una planta nuclear en la isla. El gobernador se basa en la mínima circunstancia de que algunos contribuyentes a las campañas de Gutiérrez en Chicago favorecen la energía nuclear como alternativa. El ataque es desmesurado ya que hasta la fecha, y dudamos enormemente que lo haga, Gutiérrez no ha planteado la posibilidad de energía nuclear en la isla.
Este es un caso de alquien que no sabe cómo defenderse, que ve que el proyecto del gasoducto cada vez es menos popular, que la resistencia del pueblo es cada vez más organizada y fuerte, y no tiene más remedio que coger lo que sea por los pelos para atacar a Gutiérrez.
La verdad es que lo de nuestro gobernador es patético. Debería aprender de todo esto, y creemos que ya se habrá dado cuenta que hacer justo lo contrario de lo que se dice es un grave error. Nos referimos a sus ataques contra el gasoducto que pretendió el anterior gobernador en la parte sur de la isla, y que era veinte veces menor que Vía Verde.
Las razones de su cambio de pensamiento es probablemente los beneficios económicos que una empresa de tal envergadura podría aportarle personalmente (léase dinero en Suiza) a él y sus esbirros, que no dudamos le estarán presionando día y noche. Nadie cambia de opinión de esta manera si no hay algo jugoso de por medio, sea quien sea. La triste realidad de los mega-proyectos en nuestra historia es que son la manera más fácil para que la cúspide política y empresarial de la isla se enriquezcan rápidamente.
Las razones de su cambio de pensamiento es probablemente los beneficios económicos que una empresa de tal envergadura podría aportarle personalmente (léase dinero en Suiza) a él y sus esbirros, que no dudamos le estarán presionando día y noche. Nadie cambia de opinión de esta manera si no hay algo jugoso de por medio, sea quien sea. La triste realidad de los mega-proyectos en nuestra historia es que son la manera más fácil para que la cúspide política y empresarial de la isla se enriquezcan rápidamente.
Sinceramente, como siga así, nuestro gobernador no va a ninguna parte… y nosotros, su pueblo, tampoco. Aquí nos hundimos todos… desgracia de muchos, consuelo de tontos.
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