Hace unos días, la rectora de la UPR en el recinto de Río Piedras, no autorizó la petición de los estudiantes de un receso para llevar a cabo una asamblea. La respuesta de los estudiantes ha sido aprobar la paralización de 24 horas de la Administración Central el próximo 23 de noviembre junto a otras paralizaciones estratégicas.
Ana Guadalupe justificó su negación a la petición estudiantil al argumento que más retrasos en el calendario académico conllevaría una razón para la descertificación de la UPR por la comisión acreditadora Middle States.
Luego de las palabras de José Ramón de la Torre (véase artículo anterior sobre este asunto) donde más o menos decía que sería culpa de las otras partes involucradas (léase estudiantes) el que la comisión desacredite en un futuro cercano a la UPR (olvidándose que él sigue sin buscar el consenso, hace lo que quiere, como por ejemplo, envía la respuesta oficial a la comisión sin haber consultado con la comunidad universitaria, estudiantes y profesores, incluso síndicos en este caso en particular, hecho que fue rápidamente denunciado por la comisión), no tenemos más remedio que aceptar que la nueva estrategia de la administración (de la Torre + Ana Guadalupe) es echarle la culpa a los estudiantes de una posible desacreditación. Es claramente una estrategia del miedo, de intentar amedrentar a los estudiantes para minar su postura, para que se acobarden y no asistan a las asambleas. Y cuando los estudiantes siguen adelante y piden un receso para llevar a cabo una asamblea, la rectora no vacila para negarles el derecho.
En otras palabras, todo seguirá igual, la administración no es capaz, ni tiene la voluntad, de cambiar a una postura de mediación genuina. Al contrario, su política es la de seguir apretando las tuercas. Definitivamente, a la administración no le importa que no se resuelva nada de una manera coherente, no le interesa diálogo alguno. Es una pena. Ha decidido seguir una política dura que posiblemente lleve a la desacreditación. Lo que ha cambiado es que ahora quieren “colocarle el muerto” a los estudiantes. La administración intimida con la política de lavarse las manos como Pilatos.
Además, Ana Guadalupe no cede con su política de ajuste de cuentas, es decir, la de seguir persiguiendo a los estudiantes involucrados en la huelga y asambleas. La administración sigue jugando a convencer a la opinión pública, que desgraciadamente se come el anzuelo al creer que los estudiantes que se tapan la cara son unos terroristas, sin entender que la administración persigue a quien identifican, que no tiene ningún escrúpulo a arruinar las vidas académicas de los estudiantes que participan en una manifestación. Es un régimen dictatorial de una república bananera. Y no basta más que ver el proyecto de ley que se está gestionando para prohibir a que los estudiantes tengan el derecho de manifestarse y de llevar a cabo huelgas. Queridos lectores, la huelga es uno de los derechos básicos que tienen los ciudadanos en cualquier régimen democrático, el suspender dicho derecho lleva a nuestro país a un régimen dictatorial no muy lejano al de las supuestas repúblicas latinoamericanas de hace 30 años, o al de la Venezuela actual.
Lo que es realmente una pena enorme es que los problemas de la UPR se podrían resolver con unas negociaciones NORMALES, nada especial, simplemente que las partes se sentaran y buscaran acuerdos. Lo que sucede es que la administración no tiene ninguna voluntad de cambio, siguen en su postura inflexible. Como son los mismos, y están ya muy quemados, y consideran que ceder de postura sería una muestra de debilidad, ya han perdido toda perspectiva racional.
Y la opinión que la administración universitaria es una simple marioneta del gobierno no es irreal, lo que sucede irónicamente es que la marioneta ha ido cobrando vida propia y el gobierno está perdiendo el control de la situación. El gobierno ya se está planteando la posibilidad de intervenir pero todavía no se atreve. Sólo hay que ver la iniciativa del Senado a destinar un porcentaje de las recaudaciones de la lotería (es casi una obra del teatro del absurdo, que sea un juego de azar quien salve a la UPR, más claro de la incapacidad de pensar no se puede encontrar) para aliviar el problemón de la cuota. La situación del gobierno PNP se ha convertido en un problema para ellos. Es muy irónico, primero colocan a De la Torre en la presidencia de la UPR para hacer lo que quieran con la universidad, y la situación termina empeorándose cada vez más. Entonces el gobierno no quiere intervenir porque sería aceptar que ha estado detrás de todo desde el comienzo, pero por otro lado ve como la UPR, que es obviamente responsabilidad del gobierno a fin de cuentas, sigue en caída libre y sabe que no tendrá más remedio que intervenir. Pero qué tipo de intervención les mantendría por un lado sin reconocer que la han cagado: con una intervención que a primera vista, para la ciudadanía ignorante, se pudiera interpretar de “buena voluntad”, es decir, vamos a darles dinero a los estudiantes pobres para que no tengan que pagar la cuota. El problema que de la misma manera que se aprueba lo de la lotería, en unos meses se desmantela y los estudiantes tendrán que pagar la segunda cuota en agosto. Y los estudiantes lo saben, por lo que no están de acuerdo con la ayuda de la lotería. Los estudiantes no son tontos, y no la rechazan de una manera insultante, sino que dicen algo así como muchas gracias por la iniciativa pero no es suficiente.
En fin, El Coquí Cojo no ve solución a la crisis universitaria si siguen sin cambiar al presidente y a la rectora de Río Piedras. Han demostrado una y otra vez que sólo saben apretar las tuercas, que no tienen voluntad de negociación, y que cada vez se radicalizan más, hasta llegar a la postura que prevé ya como hecho la desacreditación y ya sólo quieren lavarse las manos y echarle la culpa a los estudiantes.
Muchos piensan que este ha sido el objetivo de la administración, y por ende, del gobierno que la maneja, desde el principio. Según ellos, lo que realmente le importa al gobierno es que la opinión pública se trague el anzuelo que han hecho todo lo posible para evitar la descertificación y que los culpables de ello son los estudiantes. El Coquí Cojo no descarta que todo esto sea posiblemente cierto. Una universidad sin acreditación permitiría a la administración llevar a cabo medidas extremas como el cierre permanente de recintos (incluso la venta a instituciones privadas), la disminución rápida de estudiantes (la disminución ya está siendo aplicada). Así el gobierno conseguiría llevar el eterno “problema de la UPR” como foco anti-estadista a una dimensión manejable. Y además, en poco tiempo, cortarle el presupuesto a la universidad y dedicar el dinero a otros menesteres pro-estadistas, como por ejemplo, meter a 2 jueces más del PNP en el Tribunal Supremo.
Lo que muchos no se dan cuenta es que la crisis universitaria ha llegado a un estado de frustración tan grande, que ninguna de las partes involucradas dará marcha atrás a pesar de las intimidaciones que se inventen por uno u otro lado. Es una situación pre guerra civil, es decir, ya a las partes no les importa arrancarse los ojos con tal de sacárselos a los enemigos. Estamos al borde de que la desacreditación ya no le importe a nadie. Irónicamente la desacreditación se ha convertido en un arma arrojadiza y las partes ya casi la están deseando con tal de culpar a la otra parte de la misma.
La actitud de todos es “yo soy más animal que tú”, es la dinámica que se utiliza en la lucha libre. Y el árbitro, que no tiene poder alguno de hacer nada para evitar que los luchadores se peguen con las sillas, en este caso la comisión de Middle States, no le importa mucho lo que pase, especialmente porque en este caso el árbitro no pertenecen a nuestra realidad, es ajeno al ring, y ve con asombro y estupefacción la realidad de una república bananera. Eso es lo que somos. Y al gobierno que quiere que seamos parte de la nación americana, lo único que logra es que se rían de nosotros (con mucha razón) y que paradójicamente, su ideal de unión se aleje cada vez más. El gobierno, junto a la administración, ha creado un espectáculo circense. No creemos que haya nadie que se crea lo de la "autonomía universitaria".
La situación de la UPR es un CIRCO. No nos cabe duda en El Coquí Cojo que el CIRQUE DU SOLEIL (o como se escriba) podría sacar un guión de todo esto. No nos extrañaría que el circo canadiense sacara un espectáculo “AUBR”, An University in a Banana Republic.
Es muy triste que nuestros estudiantes universitarios, al fin y al cabo nuestros futuros dirigentes y motores de nuestro país, no puedan dedicarse a estudiar tranquilamente. Que tengan la incertidumbre constante de que puedan o no pagar su matrícula, porque aunque lleguen a un acuerdo plurianual de aumentos de matrícula, la administración pueda romper el acuerdo con imposiciones de cuotas cada vez que les dé la gana, simplemente por su incapacidad de administrar ni un colmado de barrio.
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