Nosotros en El Coquí Cojo no sabemos si Dios existe, pero lo que sí sabemos es que si existe, no hay duda alguna que no le caen bien los haitianos. Sólo hay que ver la trayectoria del huracán que acaba de rematar las pocas casas que quedaban en pie tras el terremoto del pasado enero. No hay duda que el huracán fue conducido por la mano de Dios, esquivando cuanta isla del arco de las Antillas Menores se le puso por delante, Puerto Rico, la República Dominicana y cuando se creía que seguiría hacia Jamaica, giró hacia el norte para atravesar Haití dejando de lado a Cuba.
En El Coquí Cojo no nos sorprendería que uno de estos días surgiera un volcán frente a las costas de Puerto Príncipe y enterrara bajo la lava y ceniza lo que de casualidad ni el terremoto ni el huracán destruyeron.
Le aconsejamos a nuestros hermanos haitianos que intenten hacer un pacto con Dios, que le pidan perdón y hagan una promesa a la Virgen. Además, no sería mala idea que llevaran escapularios por el resto de sus vidas, por si acaso.
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