Según la prensa de nuestro país, el presidente de la UPR, José Ramón de la Torre, estrenó una nueva toga durante el acto de entrega de doctorados honorarios a las escritoras Mayra Montero, Rosa Montero y Elena Poniatowska que se celebró hace una semana en el recinto de Arecibo. La noticia tiene interés ya que la toga costó unos $700, que en las unidades de valor que hoy se utilizan en la universidad, son 0.875 cuotas.
La razón del estreno de toga se debe a que en el pasado conflicto huelgario, la antigua toga del presidente fue supuestamente sustraída y nadie conoce su paradero.
El malestar que ha surgido de la toga es el precio, que pareciera excesivo en tiempos de crisis. Como si fuese poco, la nueva toga tiene un logo bordado con los emblemas de los 11 recintos universitarios, un lujo que parecería excesivo dada la situación económica de la institución. Sin embargo, el asunto del logo tiene un lado positivo que indica que el presidente ha sido precavido ya que el bordado no está cosido a la tela, sino pegado. Le preguntamos a Don José sobre este detalle y nos contestó: “Sí, está pegado por si acaso en un futuro cercano comenzamos a cerrar recintos, yo me podría ir quitando los emblemas de dichos recintos y así no tendría que comprarme una nueva toga”.
Según Gumersindo López, estudiante de teatro del recinto de Arecibo: “La antigua toga se encuentra en paradero desconocido, al igual que la mente del que era su portador. Imagínese, Don José obtuvo su doctorado en 1966, hace casi medio siglo, sin duda alguna esa mente se perdió hace mucho tiempo”.
Raquel Segura, estudiante de contabilidad señaló que “lo que se debió haber perdido era el presidente, no la toga, por vieja que fuera”.
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