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El Coquí Cojo te da la bienvenida y espera que pases un rato agradable leyendo nuestras tonterías. Nuestro objetivo principal es el informarte, de una manera jocosa pero ilustrativa, de lo que sucede en nuestro querido terruño. No nos cabe duda alguna que nuestra islita es el epicentro de lo absurdo, y que superamos las más altas cotas del realismo mágico. Nuestros segmentos están basados en noticias reales que afligen a nuestra sociedad. Obviamente, para conseguir lo que consideramos jocoso, pondremos palabras ficticias a personajes reales, aunque en la mayoría de los casos no nos sorprendería en absoluto que las hubiesen dicho. El lector también podrá disfrutar de noticias totalmente falsas; la labor que tiene el lector es averiguar cúales son, tarea que a simple vista pareciera sencilla pero que a veces, debido a nuestra realidad surrealista, no lo será tanto.

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Dec 1, 2010

Quizá la huelga sea la única solución a la UPR

Con la ley del Fondo Especial para Becas por la que se pretende destinar un 10% de la lotería nacional, el gobierno de Puerto Rico adquiere una imagen de interventor generoso en la crisis que atraviesa la UPR. Pero no nos engañemos. Es muy importante que entendamos qué es lo que realmente ocurre.
El gobierno está jugando con dos barajas a la vez. Por un lado, quiere limpiar su imagen ante la opinión pública que poco a poco ha entendido que lo de la autonomía universitaria es un cuento chino y que el gobierno es el que decide todo lo que tiene que ver con la UPR a través de la presidencia y de la junta de síndicos. Luego de un proceso manipulado, que rompió las normas establecidas por el reglamento universitario, el gobierno colocó a José Ramón de la Torre en la presidencia. Don José, un hombre demasiado mayor para el cargo, se vio tentado con la oportunidad de volver a la palestra nacional. A cambio, Don José se ha limitado a hacer lo que le han dicho desde el gobierno, que ha sido básicamente no hacer mucho, simplemente aguantar, entorpecer cualquier tipo de diálogo, y así desviar la atención del país hacia su “aparente incompetencia” (aparente porque quizá podría hacer mucho más si no se dejara manipular). Dicha aparente incompetencia sirve de muro de contención hacia un futuro mejor de la UPR, pero que nadie se engañe, la estrategia responde a un plan del gobierno para “quitarse de encima lo que ellos consideran el problema de la UPR”. Por otro lado tenemos a la junta de síndicos. El gobierno PNP aumentó el número de integrantes de la junta a 17, de forma que la mayoría han sido colocados por el gobierno. Se trata de empresarios, de contribuyentes de campaña que reciben así una recompensa. Por su lado, estos empresarios se limitan a reunirse y votar en bloque haciendo imposible que las voces disidentes del organismo tengan poder alguno. En la junta tenemos a su directora, Ygrí Rivera, que de la misma forma que el presidente, sirve de muro de contención, de foco de los ataques de la opinión pública, desviando la atención de los verdaderos manejadores, el gobierno. Así que tenemos un grupo de síndicos colocados por el PNP que se mantienen en la oscuridad del anonimato y que se limitan a asistir a las reuniones y votar en bloque según se lo requiera el gobierno. Hace una semana aproximadamente, los estudiantes protestaron ante las oficinas de la empresa de uno de ellos con el propósito de que el pueblo se enterara de lo que estaba ocurriendo, e intentar sacar a estos individuos a la luz de la opinión pública.
¿Y cuáles serían las intenciones del gobierno PNP al montar todo este mecanismo? La respuesta es resolver lo que ellos consideran el “problema de la UPR”. El problema tiene dos vertientes: 1.- la UPR es quizá el último foco intelectual donde residen fuertes dudas, e incluso oposición, a la estadidad; 2.- la UPR recibe un 9.6 del presupuesto del estado, y el gobierno quisiera que fuera mucho menos.
Por mucho tiempo se pensó, con pruebas fehacientes, que el gobierno contempló la posibilidad de privatizar parte o toda la UPR. El sector privado universitario ha crecido sin pausa durante décadas y ya es capaz, financieramente hablando, de comprar a la UPR. Varias universidades privadas han declarado abiertamente su disposición de comprar varios recintos de la UPR. El problema para el gobierno es que vender la UPR es prácticamente imposible, por razones legales y políticas. Ningún partido quisiera ser el verdugo de la única institución pública universitaria que tenemos.
Lamentablemente, el gobierno se dio cuenta de que existe una forma de privatizar indirectamente la universidad: tomar medidas para decrecer fuertemente el número de estudiantes. Para ello, lo primero que hizo fue declarar el estado de emergencia económico del país y comenzar a retirarle los fondos que podían a la UPR y entorpecer que las deudas de instituciones gubernamentales de las que la UPR es acreedora fueran satisfechas. Así el presupuesto de la UPR comenzó a presentar problemas insalvables, obligando que la universidad tomara préstamos al Banco de Fomento, es decir, al gobierno. Esto quizá no era parte del plan original del gobierno, que primero intentó apretar económicamente a los estudiantes con aumentos de matrícula y eliminación de ayudas económicas por razones de mérito académico, deportivo, etc. Esto no dio resultado ya que los estudiantes consiguieron unirse de una manera realmente cohesiva, y se fueron a la huelga más larga de la historia de la UPR.
Aquí cualquier lector se preguntaría qué ha hecho la administración universitaria para encontrar soluciones alternas que no requieran el saqueo a los bolsillos de los estudiantes. Y la respuesta es que no han hecho mucho. ¿Porque son incapaces de hacerlo? No, la verdadera razón es porque el plan del gobierno, implementado a través de sus marionetas de la administración universitaria, es que la universidad pierda estudiantes. Cuantos más, mejor. Una de las medidas tomadas para ello ha sido la fuerte disminución, entre el 30 y 40%, en el número de admisiones el pasado agosto. Y esto seguirá hasta que estén contentos. ¡La UPR ha perdido más de 5,000 estudiantes desde agosto, es decir, un 8%!
Si la universidad perdiera la mitad de los estudiantes (el total antes de la huelga era de unos 68,000), el gobierno podría deshacerse de profesores (ya despidieron a muchos profesores con contratos de servicio), de empleados no docentes, cerrar los recintos menores, y eventualmente cortar el presupuesto universitario (quizá de un 9.6 a un 5% del presupuesto estatal).
Con el fracaso de los planes originales debido a la unidad inesperada de un movimiento estudiantil con mucha fuerza, el gobierno dejó pasar la situación que se había convertido en un problema político (la opinión pública, es decir, los electores), y aparentó ceder ante los argumentos de los estudiantes, pero dejó clavado el aguijón de la cuota. La cuota es una manera de seguir presionando a los estudiantes con el propósito de hacerles la vida difícil y consideren dejar la UPR, ya sea para continuar en universidades privadas, o ya sea a casa de los padres, al gobierno esto no le importa.
La estrategia es subir los costos universitarios para que se acerquen a los de las universidades privadas, y que los estudiantes consideren marcharse. Para esto, al gobierno le conviene que la inestabilidad en la UPR se alimente y permanezca alta. Y esto es muy fácil de hacer: simplemente torturar a los estudiantes con medidas económicas, con retribuciones desmedidas contra cualquier iniciativa estudiantil (un buen ejemplo de ello es la prolongación del semestre hasta fines de enero por la rectora de Río Piedras, Ana Guadalupe, por dos días de paro que únicamente afectó a dos facultades, un día a cada una), etc.
La cuota de $800 anuales representa un aumento del 50% de la matrícula. La imposición de la cuota es una manera pseudo-legal de romper los acuerdos legales pactados entre administración y estudiantado con respecto a aumentos progresivos de matrícula. Ni más ni menos.
Y esto nos lleva a lo que pasa ahora. El movimiento estudiantil está cobrando fuerza de nuevo. Los paros ya han comenzado esporádicamente. Y en pocas semanas tendremos otra huelga.
El gobierno quiere presentarle al pueblo una imagen de generosidad y a la vez intentar que la inestabilidad universitaria se mantenga alta pero que no se desborde a una huelga. Y para ello quiere crear división entre los estudiantes, y para ello aprueba la ley del Fondo Especial de Becas con la contribución de la lotería. Es simplemente un hueso para que el perro deje de ladrar. Y es simple ver por qué: primero, es muy improbable que la recaudación llegue a los 35 millones que el gobierno dice que la medida de la lotería “pudiera representar”; segundo, para asignar las becas se quiere crear un comité de 7 individuos, 5 elegidos por el presidente de la UPR (léase por el gobierno) y 2 estudiantes, en otras palabras, se crea un entramado burocrático que seguramente entorpezca hasta la saciedad la entrega del dinero (aquí podríamos decir cómo pero el lector ya se lo puede imaginar); y tercero, en cualquier momento el gobierno, cuando pase la tormenta de la posibilidad de la huelga, puede suspender, o incluso eliminar, la ley, aduciendo que hay otras emergencias mayores que deben ser atendidas.
Y finalmente, tenemos el asunto de la acreditación universitaria por la comisión americana Middle States. El hecho de que la administración universitaria (léase gobierno) no esté haciendo prácticamente nada, excepto culpar a los estudiantes de todo, responde al plan de que la tensión se mantenga suficientemente alta para que siga el éxodo de estudiantes. Invitamos al lector que lea las noticias previas en nuestro blog sobre la UPR.
La situación de la UPR es la de una espiral descendente. Y lo peor de todo es que el gobierno lo quiere así. Y los estudiantes están atrapados. Si los estudiantes decidieran pagar la cuota, no serviría de nada porque el gobierno impondría otras medidas para que el éxodo de estudiantes continuara. Los que piensan que si hay otra huelga, la Middle States desacreditaría la UPR se equivocan, ya que la Middle States sabe que la culpa reside en la administración. La Middle States continuará otorgando el status de probatoria cuanto sea necesario.
Les decimos a los estudiantes que no tengan miedo. Es una situación equivalente a una ciudad sitiada. Y paradójicamente, no son los estudiantes los que están dentro de la ciudad, aunque parezca mentira.
El problema es que dudamos que los estudiantes resistan en bloque. La administración no se equivoca al pensar que muchos estudiantes antepondrán sus intereses individuales y se irán de la UPR. Pero por otro lado, si los estudiantes cedieran, no serviría de nada. Otras presiones serían creadas por la administración.
El análisis de la situación es muy complejo, el espacio de maniobra es muy limitado, pero estamos seguros que una nueva huelga no significará la desacreditación de la universidad, y el no irse a la huelga no mejorará en nada la situación de los estudiantes.
Por ello, El Coquí Cojo, no se opone a la huelga. A veces las crisis se arreglan con la destrucción total del sistema que no funciona, como el que tenemos ahora. La situación de la UPR quizá requiera la resurrección, y para resucitar se necesita morir. Aunque parezca ilógico para muchos, una nueva huelga tendría resultados positivos para la UPR, pero a un plazo de 2 ó 3 años.

1 comment:

David said...

El gobierno y la administración de la UPR, sus lacayos están empeñados en someter a los estudiantes de la UPR. Con medios como El Nuevo Día y los canales de TV, caldean los ánimos de sus seguidores y esperan poner a muchos en contra del estudiantado. No olvidemos que para ciertos estadistas, lo que es de PR es un obstáculo para obtener la estadidad, ya sea la UPR o el ICP y el Conservatorio. Todo debe estar en sus manos como el Pravda soviético. El pueblo, preso en su jaula pintada de oro, es dirigido dócilmente. El que Fortuño esté vinculado a la Fundación Ana G. Méndez no es casualidad. El futuro nos lo quieren pintar del azul marino de la bandera de EEUU y no descansarán hasta lograrlo. Pensé que los gobiernos de Sila y AAV fueron malos hasta que llegó este, que en 2 años quieren destruír más que Reagan en 8. Espero que los estudiantes hayan aprendido de la última huelga y que sepan planear una estrategia que los lleve a la victoria. Deben contar con un gobierno que condona la violencia y brutalidad policiacas, como los anteriores. Espero que no improvisen y que los que estudian derecho los asesoren a la vez que cuenten con abogados colegiados y experimentados. La lucha será difícil y cuesta arriba. salud y suerte. Suerte también con el blog