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Dec 10, 2010

La receta para que ocurra una tragedia

La rectora de Río Piedras ha decidido hacer la presencia de la policía permanente en el recinto. Es simplemente otro paso más en la estrategia para dividir al estudiantado. Amparándose en el derecho individual de un alumno a asistir a clase, la rectora prosigue con su objetivo de desunir al estudiantado. La administración siempre ha tenido claro que la derrota del estudiantado reside en quitarle autoridad al Consejo de Estudiantes. Para ello, la rectora no otorgó la autorización que le correspondía por su cargo a los estudiantes para que celebraran votaciones o juntas. Su estrategia ha sido siempre entorpecer el derecho de los estudiantes a llevar a cabo consultas y asambleas.
Ahora continúa su estrategia con la presencia policiaca. Es simplemente un juego sucio. Para muchos ciudadanos suena lógico que el derecho individual de un estudiante a asistir a clase deba protegerse. También suena lógico que los estudiantes, como colectividad, tengan derecho a celebrar asambleas y votaciones de consulta bajo circunstancias reglamentarias. En cuanto a las votaciones, la rectora lo ha tenido muy claro: 1.- no dio su permiso oficial, lo que impidió el acceso del Consejo de Estudiantes a las listas oficiales de estudiantes activos, lo que a su vez permitió a la rectora decir ante los medios que las votaciones no fueron válidas ya que los estudiantes no pudieron confirmar si los que votaron eran realmente estudiantes activos, y 2.- desalentó a un buen número de estudiantes a votar, lo que le sirvió para luego decir que la participación estudiantil había sido muy baja y que por lo tanto, los resultados carecieron de fuerza suficiente.
Dados los hechos que hemos visto, lo que destruye el proceso democrático de los estudiantes es la necesidad del permiso administrativo para dichas actividades, que permite que cualquier administración corrupta interfiera reglamentariamente con dichos derechos. La solución es sencilla: asignar en el calendario académico un par de tardes por semestre para que se lleven a cabo asambleas estudiantiles, y todos los periodos de 3 días que requiera el Consejo de Estudiantes para llevar a cabo consultas por votación (las votaciones no interfieren ni con las clases ni con ninguna otra actividad académica ya que cada estudiante puede votar en cualquier momento que desee durante las 72 horas, por lo que no haría falta limitar el número de votaciones permitidas).
Otro argumento que la administración ha blandido continuamente es que el número de los estudiantes que votan no es representativo ya que puede ser tan bajo como un 25%. Claro está, como hemos mencionado, las últimas votaciones fueron claramente entorpecidas por la administración. Irónicamente, el porcentaje de votantes no es argumento para invalidar resultado alguno, siempre y cuando se ofrezca la oportunidad a todos los estudiantes a votar, lo que obviamente se cumple con un periodo de 72 horas de votación. Curiosamente, dicho requisito de mínima asistencia de votantes no existe ni siquiera en las elecciones generales del país, por lo que el argumento de la administración contra las votaciones estudiantiles es claramente un intento de manipular la opinión pública, que a su vez no recibe la suficiente y verdadera información como debiera. La política de desinformación dirigida al pueblo permea todos los niveles administrativos de la universidad. Incluso es utilizado por el gobernador de Puerto Rico al comentar tranquilamente ante las cámaras que 1.- cada estudiante recibirá $800 dólares de la beca del Fondo Especial que ha instaurado el gobierno de la partida de la lotería (si fuera cierto, el gobierno sólo tendría que transferir el dinero al Banco Gubernamental de Fomento, acreedor de la deuda de la UPR, y eliminar la cuota), y 2.- que la Pell Grant aumentará en $1,200 por estudiante (La realidad es que la carta enviada por el departamento de educación federal aclara que el aumento para el año 2010-2011 es de sólo $200 y se une a unos aumentos que se han hecho periódicamente desde que Obama comenzó la presidencia. Estos aumentos están demarcados como máximas, por lo tanto no todos los estudiantes tienen acceso al aumento en su totalidad, algunos estudiantes tienen acceso sólamente al 10% del total). Claramente, el gobernador miente sin ningún remordimiento.

Sin lugar a dudas, las labores del Consejo de Estudiantes se encuentran en todo momento ante una montaña inmensa que superar, montaña que la administración se encarga de crear con obstáculos de todo tipo. Es lógico que la estrategia de desunir a los estudiantes por parte de la rectora siempre tenga claras posibilidades de dar resultados para entorpecer los derechos de los estudiantes. Es prácticamente el mismo caso político de Puerto Rico en cuanto a su status político. Llevamos más de un siglo sin decidirnos, y nunca nos decidiremos, y por ello Estados Unidos no tiene ni que  plantearse el problema de Puerto Rico, sólo tiene que dejarle la papa caliente al pueblo puertorriqueño, incapaz de salir del coloniaje.
Con la presencia de la policía, la administración apuesta hábilmente a que los intereses individuales se impongan sobre los colectivos. Apuesta a que los estudiantes que pueden pagar la cuota sin dificultades abandonen a su suerte a los compañeros pobres.
El error en el cálculo administrativo es pensar que la fuerza del estudiantado depende exclusivamente de la unidad entre sus filas. Quizá desde un punto legítimo sea cierto, pero no lo es desde una perspectiva de desesperación. La desesperación no ha de ser subestimada. La realidad social de nuestro país ha justificado actos de desesperación. Y ya vimos varios momentos de éstos durante el paro. El error de cálculo de la administración reside en su confianza que la policía de Puerto Rico pueda contener los actos de desesperación. La realidad es que no hay fuerza en el mundo capaz de contenerla. Especialmente en un país donde el acceso a las armas es tan fácil como el nuestro. Una tragedia podría pasar en cualquier momento. Nadie se sorprendería de ello. Lamentablemente, somos un pueblo acostumbrado a 3 asesinatos diarios. Como ejemplo, tenemos las manifestaciones violentas de los estudiantes ingleses de ayer. Los estudiantes ingleses no tiene prácticamente posibilidad alguna de acceder a armas de fuego, y aún así han sorprendido a la policía londinense, e incluso al Scotland Yard, y rompieron los cristales del carro del príncipe y su mujer, ¡con ellos dentro! Así que si alguien cree que la policía de nuestro país es superior a la londinense, que deje de creérselo. La presencia de la policía caldea el ambiente innecesariamente, invita a la desesperación a que tenga lugar.
La pregunta que nos concierne es la siguiente: ¿ha calculado la rectora la posibilidad de un incidente grave al permitir la presencia permanente de la policía? Si no lo ha hecho, le solicitamos urgentemente que lo haga. Y si lo ha hecho, al parecer no le importa que suceda una tragedia, por lo que debemos solicitarle que abandone inmediatamente su cargo.
Aparte de todo esto, debe tener presente el peligro a que participen elementos ajenos a la problemática universitaria, es decir, el peligro que a alguna persona que no sea ni estudiante ni policía ni guardia privado, se le ocurra pasarse por allí a pegarle tiros a quien encuentre delante. Esta posibilidad no es improbable debido a la descomposición social que sufrimos en la isla.
Desde que asumió el cargo, la rectora ha llevado a cabo una estrategia de acoso y derribo al movimiento estudiantil. Ha intentado desprestigiarlo como entidad, ha tratado de ilegalizar sus actividades, y ahora lo acorrala contra la pared.
Nos da mucha pena que la rectora de la UPR sea una persona incapaz de ceder ante nada. Lo que es peor, ni siquiera le basta con vencer. Cuando lo hace no se conforma, sino que aprieta las tuercas un poco más sobre el vencido. Por no tener la capacidad de dar su brazo a torcer bajo ninguna circunstancia, no creemos que la defensa de la institución sea su norte a estas alturas del conflicto. Creemos que todo se ha convertido en un juego para ella. Lo único quele imprta es ganar la partida, sin importarle las consecuencias. Se ha convertido en una partida de ajedrez en la que su motivación es simplemente predecir la jugada del contrincante para aplastarlo. Lamentablemente, el conflicto universitario no es una partida de ajedrez, señora rectora.
Las circunstancias que la rectora ha ido construyendo ha seguido la receta de muchas tragedias. La rectora se ha cegado con la autoridad que tiene en sus manos. Sólo hay que ver sus intervenciones ante las cámaras. Su personalidad es claramente “passive aggresive”. Utiliza la autoridad de la que dispone para ir plantando amenazas claras a los que se desvíen de sus instrucciones. Ayer la amenaza se dirigió a los profesores que disientan.
Ojalá no ocurra ninguna tragedia. Pero si ocurriera, creemos firmemente que la rectora debería responder judicialmente por ello ya que ella ha establecido circunstancias claras para que ocurriese. Esperamos que la policía de Puerto Rico le advierta de ello y que no se dejen manipular por ella.

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