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El Coquí Cojo te da la bienvenida y espera que pases un rato agradable leyendo nuestras tonterías. Nuestro objetivo principal es el informarte, de una manera jocosa pero ilustrativa, de lo que sucede en nuestro querido terruño. No nos cabe duda alguna que nuestra islita es el epicentro de lo absurdo, y que superamos las más altas cotas del realismo mágico. Nuestros segmentos están basados en noticias reales que afligen a nuestra sociedad. Obviamente, para conseguir lo que consideramos jocoso, pondremos palabras ficticias a personajes reales, aunque en la mayoría de los casos no nos sorprendería en absoluto que las hubiesen dicho. El lector también podrá disfrutar de noticias totalmente falsas; la labor que tiene el lector es averiguar cúales son, tarea que a simple vista pareciera sencilla pero que a veces, debido a nuestra realidad surrealista, no lo será tanto.

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Dec 13, 2010

Fortuño propone el regreso del sistema de la libreta que se usaba en los tiempos de la esclavitud: El estudiante-esclavo (lo que nos faltaba)

Vamos a ver. Parece una medida constructiva a simple vista, dar empleo a unos 2,000 estudiantes para que puedan pagar la cuota. Cada uno trabajaría unas 110 horas y cobraría $850. Así podría pagar la cuota. Este es el programa de empleo que acaba de proponer el gobernador: el Programa de Experiencia en el Empleo del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos.
Ahora, si lo vemos bien… ¿no es esto el sistema de la libreta que se les daban a los esclavos hace siglos? ¿Te acuerdas de la clase de estudios sociales de 8vo grado? Al principio los esclavos trabajaban sin cobrar salario, por eso les llamábamos esclavos en clase. De repente, a un hacendado “benévolo” se le ocurrió pagarle un pequeño sueldo a los esclavos… pero por otro lado les forzaba comprar la comida y la ropa que antes les era gratis porque no tenían con qué pagarla… y encima les forzaba a comprar las cosas en la tienda de la hacienda… una clientela atrapada. Hasta ahora suena que nada de esto hacía falta, el chico de 8vo grado se preguntaba… qué más da que el esclavo cobre o no cobre si de todas formas lo único que consigue es comer y vestir trapos. Y la respuesta era que así los esclavos terminaban todos ENDEUDADOS con el hacendado, sin la más mínima posibilidad de comprarse la libertad… sí, todo había surgido por la abolición de la esclavitud… ahora hacía falta un contrato entre el hacendado y el esclavo… y claro, ¡menudo contrato idearon los hacendados! Le decían a sus “trabajadores”: ya no eres esclavo, pero te seguiremos matando con trabajo de todas maneras.
Pues bien, la idea del gobernador sería “benévola” si hubiese sido ideada sin la cuota por medio. Una oportunidad para que los estudiantes adquirieran un poco de experiencia laboral, que trabajando en agencias del gobierno aprendieran cómo funcionan nuestras instituciones, que pudieran mejorar un poquito su situación económica… esto hubiera sonado muy bien.
Pero ahora sólo es la resurrección del sistema de libretas. El gobierno le dice al estudiante: ahora me debes $800 al año más y para que no te quejes te damos la oportunidad de PAGARNOS con trabajo en vez de con dinero. Le dice al estudiante – esclavo: cuélgate esta libretita al cuello, yo ya he escrito la deuda de $800 que me debes por la cuota, y ahora ve de inmediato al cañaveral que tienes que trabajar 110 horas para que te borre la deuda de la libreta.
Vamos, lo curioso es que la maniobra del gobernador es inteligente. Pocos se darán cuenta del timo. La mayoría del pueblo pensará: ¡qué buen gobernador, ha encontrado una solución para ayudar a 2,000 estudiantes!
Bueno, ahora en chiste: encontramos que el tara-tara-tara-tara-tara-tara-tara-abuelo de nuestro gobernador fue uno de los capataces más eficaces de la isla. Y que dejó escrito un manual que después de los tiempos ha llegado a las manos de su ilustre descendiente, el gobernador.

2 comments:

Krizia M. said...

Me alegra que señales este paralelismo. Volvemos a la era del jornalero. Para algunos sonará bonita la nueva "tienda de raya" del gobernador. Qué mucho avanzamos, eh!

César E. Concepción said...

Excelente Análisis Coquí Cojo!