Llegó la violencia policial, como era natural

Como era natural, una vez se permite que la policía se haga cargo de algo, habrá palos tarde o temprano ya que son incapaces de cualquier otra cosa. Una policía que sólo sabe utilizar la violencia para imponer la ley. Una policía que le da igual al que tenga delante, ya sea un criminal o un estudiante.

Que no se confunda nadie, la agresión policial era lo que quería el gobierno y la administración universitaria desde que decidieron que ocuparan el recinto. Esta noche, el gobernador, el presidente de la UPR, los síndicos y la rectora de Río Piedras se sienten complacidos de lo que ha pasado. Incluso hubieran preferido que hubiera habido más sangre, heridos que llevaran el mensaje de la fuerza a un nivel de intimidación mayor.

La UPR está en manos de gente que prefiere la fuerza, ya sea por medio de reglamentos y leyes, o por medio de la fuerza policial, que sentarse a negociar. Gente que prefiere que la UPR sea muy pequeña, cerrada a la juventud de pocos recursos.

Un gobierno incapaz, una administración incapaz y una policía incapaz, pero con la fuerza de su lado. ¿Qué pasará ahora? Suponemos que el movimiento estudiantil se radicalizará. Los sectores más propensos de combatir con otros medios que las palabras pensarán que es su turno de tomar las riendas del conflicto. Las hostilidades crecerán.

Parte del pueblo puertorriqueño se sentirá indignado y otra parte, la propensa a la autoridad por medio de la fuerza, se sentirá satisfecha. En nuestro pueblo hay mucha frustración almacenada, y además, nuestro pueblo está acostumbrado a la violencia. Nuestra realidad social no carece de los ingredientes necesarios para que las hostilidades sigan creciendo.

¿Será el gobierno capaz de retirar la policía para evitar que la violencia aumente? ¿Hará falta que haya muertos? ¿Se limitará el gobierno a decir que los estudiantes simplemente obtuvieron lo que han estado buscando? A estas alturas no creemos que el gobierno o la administración universitaria se eche atrás, envalentonados seguirán presionando al estudiantado. Ahora la violencia ha sido aceptada por la policía y los poderes que la pusieron en los recintos.

El juego ha cambiado. La crisis empeora. La bestia crece, y ya veremos cómo termina. Al menos no creemos que Fotuño siga enseñando el video de la van. Ahora puede enseñar los videos de la agresión policial, de los gases lacrimógenos, de los macanazos al estudiante en el suelo. Dudamos que Fortuño los utilice. Haría falta un gran gobernador el que los enseñara para reconocer que el conflicto ha llegado a una situación que no puede repetirse. Haría falta un gran gobernador para que retirase a los policías de los recintos inmediatamente antes de que pase una desgracia mayor. Haría falta un gran gobernador que rectificara y eliminara la cuota, que reconociera que 40 millones no justifica que corra la sangre de la juventud puertorriqueña, que 40 millones no ameritan que miles de estudiantes tengan que abandonar los estudios.