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Nov 19, 2010

Profesores unidos... ¿no serán vencidos?

Poco a poco los profesores se van finalmente acalorando. Ya iba siendo hora. Claro está, esto sucede cuando ya comienzan a ver que los próximos perjudicados serán ellos. La reducción de salario del pasado agosto ya los picó un poco.
Además, a los estudiantes les queda poco, por no decir nada, que robar por la administración aparte de la cuota. Así que los próximos son ellos, con la excepción de los profesores de contrato de servicio a tiempo completo, quienes fueron prácticamente exterminados hace unos meses.
La mayoría de los profesores a tiempo completo que quedan tienen plaza, que es algo así como un escudo tipo Capitán América, que les hace intocables, o al menos eso creían hasta hace poco. Protegidos por los escudos, no dijeron ni pío cuando la administración exterminó a los profesores de contrato. El abuso a éstos ya llevaba varios años, de contratos de 12 meses se pasó a contratos de 10 meses, luego a 9, a 8, e incluso semestrales. Mientras los contratados perdían salario y cobertura médica, lo profesores con plaza miraron a otro lado.
Luego la administración se cebó con los estudiantes, todavía lo intenta con lo de la cuota. Pero ahora los lobos administrativos comienzan a mirar los cuellos de los profesores con plaza y ellos se han dado cuenta.
Y por ello se van a reunir de forma urgente dentro de unos días (23 de noviembre). Según la presidenta de la APPU (Asociación Puertorriqueña de Profesores Universitarios), María Gisela Rosado: "Tenemos que hacer un alto inmediatamente para atender la defensa de la universidad pública desde los docentes".
Lamentablemente no le creemos ni un pelo. Lo que quieren defender son sus intereses particulares, es decir, sus sueldos, sus beneficios de retiro, sus seguros médicos, sus condiciones laborales.
Es curioso que sea ahora cuando se preocupan en bloque por la acreditación universitaria. Un poco tarde, ¿no? Hasta ahora sólo había sido un puñado de profesores los que habían dado la cara por los estudiantes y la universidad.
El siguiente “rebaño” de profesores que podría sentir las fauces de los lobos son los que tienen probatorio, es decir, los aspirantes a plazas. Sin embargo, hace mucho que no se conceden plazas en números significativos. Sólo una aquí, otra allá, y la mayoría de ellas se conceden violando todos los mecanismos formales de competencia académica y evaluaciones por criterios de mérito. Las pocas que se conceden son usualmente por palas y favores. La corrupción no es patrimonio exclusivo de la administración.
Parece que los profesores se van dando cuenta que una universidad cuyo número de estudiantes decrece vertiginosamente necesita menos profesores. La UPR ha perdido un 8% de los estudiantes en menos de un semestre, tanto por el bajón en las admisiones, como por los que se han graduado para nunca más volver, como por los que se han ido en el éxodo propiciado por la intolerancia administrativa. Si la cuota no se suspende, el éxodo será aún mayor. Y si tenemos otra huelga, el éxodo de estudiantes a otras universidades privadas se acelerará. En estos momentos, incluso la política de la administración que propicia el éxodo estudiantil mira la huelga de enero con beneplácito. Quizá sea esto lo que les impide eliminar o disminuir la cuota.
Así que si eres un profesor o profesora en probatorio, y no eres el preferido o preferida del decano o decana, te aconsejamos que comiences a pensar en buscar trabajo en algún otro sitio, porque cuando la administración se fije en ti para despedirte, ningún profesor con permanencia va a levantar un dedo por ti (bueno, a lo mejor te dice adiós con la mano). Se callarán como hicieron con los profesores de contratos cuando fueron exterminados.
Otra población en problemas son los profesores que ya pueden retirarse, algunos de ellos mayores de 70 años. Recordemos que no existe una edad obligatoria de retiro. Sin embargo, tengamos en cuenta que estos profesores son durísimos de pelar (miren dónde ha llegado De la Torre). Muchos se han acostumbrado a una vida académica que ya no les exige mucho. La realidad es que la mayoría de ellos están prácticamente retirados in situ. Además, saben que sus beneficios médicos se irían a pique si se retiran, justo cuando más los necesitan. Y eso de esperar que la administración negocie con ellos, y les den algo para que se vayan tranquilos no va a pasar. Y encima, como el número de años, la famosa antigüedad, es un criterio poderoso que se utiliza para todo en la UPR, es muy posible que conserven sus trabajos a costa de otros profesores con plaza con menos años de servicio.
Los profesores cometieron el error de no defender a los estudiantes con mayor fuerza y coordinación, y ahora se han dado cuenta que pagarán por ello. Se han dado cuenta que el escudo protector de la plaza deja de serlo si no hay estudiantes a los que enseñar. Quizá la administración no pueda fácilmente deshacerse de ellos directamente, pero puede eliminar programas académicos y departamentos. Puede incluso cerrar en un futuro no muy lejano algún recinto, y con ello, deshacerse de cientos de profesores con plaza.
Hasta ahora sólo han sentido algunos jamaqueos leves como una pequeña reducción a sus salarios, una reducción de fondos para conferencias y viajes, un número mayor de alumnos por salón de clase, e incluso, en el peor de los casos, algunos han tenido que enseñar alguna clase extra con la ínfima paga de poco más de $2,000 por semestre.
Aunque los profesores parecen estar unidos, una vez las presiones comiencen a apretar de verdad, se dividirán y se comerán unos a otros. Y la administración no es tonta, bien lo sabe.
Ahora las asociaciones de profesores blandirán a los cuatro vientos las banderas de los principios éticos y democráticos, pero no te engañes, querido lector, lo hubieran hecho desde hace mucho tiempo si hubieran querido. Lo hacen ahora porque se han enterado que son los siguientes que serán llevados a la guillotina.

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