Después de leer el informe, El Coquí Cojo hizo una síntesis del mismo, junto a recomendaciones de sentido común, para el beneficio de nuestros lectores que no tienen tiempo de perder:
1.- La UPR es un desastre en la actualidad. Se requieren cambios drásticos.
2.- La administración central es un desastre aún mayor que (1).
3.- La Junta de Síndicos está compuesta de la gente equivocada. Debe estar compuesta por personas expertas en administración universitaria, con experiencia probada.
4.- Mientras la UPR sea un mecanismo político del gobierno, las probabilidades de mejoras son muy bajas.
5.- Actualmente la corrupción campea por todos lados. Las cuentas no cuadran, el dinero desaparece sin control. La UPR no debería tener problemas económicos con lo que recibe en la actualidad.
6.- El 99.9% de los profesores universitarios NO sirven como administradores. Los administradores y gerentes deben ser personas con amplia experiencia administrativa y gerencial.
7.- La administración actual ha perdido el rumbo por entero. Se han olvidado de la verdadera responsabilidad: la calidad de la enseñanza.
8.- El estudiante es el cliente de la UPR, no al revés. Este principio debe ser llevado a cabo por administradores de todo nivel, consejeros de estudiantes, etc.
9.- Hay que recordarle a los empleados de las oficinas administrativas que ese aparato que tiene en el escritorio, que todavía se conoce como teléfono, tiene un timbre que cuando suena es para que lo contesten. Empleado que contesta su teléfono menos del 90% debe ser despedido. Se requiere un seguimiento de la productividad de cada empleado bajo parámetros establecidos con sentido común.
10.- Las infraestructuras dan pena. Es importante reconocer que las infraestructuras no se arreglan solas. La productividad actual de los trabajadores no docentes da pena. Las causas son varias, pero entre ellas destacamos la vaguería de los que se suponen asignen las tareas y la total comodidad de los trabajadores ante la falta de tareas.
11.- El refrán de músico pagado no toca bien, tiene la contrapartida universitaria de profesor con permanencia que no es evaluado por un comité con el poder de echarle no suele dedicarse a sus clases. La evaluación de los estudiantes no debe acabar en la basura sin que cuente para nada. La evaluación de pares no suele servir por razones de amistad. Hace falta evaluadores profesionales que evalúen a todos los profesores, tanto con permanencia como sin ella. Dicho comité debe tener un programa que permita el mejoramiento didáctico de los profesores, pero todo profesor que no satisfaga los requisitos después de un proceso de mejoramiento debe ser despedido.
12.- Si un profesor no asiste a clase (digamos menos del 90% de las clases que le correspondan) debe ser reemplazado o en el peor de los casos despedido si su actitud no cambia.
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