Que la sociedad puertorriqueña se ha acostumbrado a la violencia constante no es algo que sorprenda a nadie. Lo insólito es que haya llegado a límites impensables a juzgar con la noticia de que el cuerpo descompuesto de un hombre ahorcado de un árbol detrás de la escuela Miguel A. Such en Río Piedras llevara allí dos semanas antes que nadie hiciera algo al respecto.
Al parecer, los niños jugaban tranquilamente en el patio mientras el cadáver se columpiaba con el viento. Según el testimonio de los niños y maestros del plantel, tampoco los olores del cadáver en descomposición les indicó que había algo raro con la escena ya que “el olor era muy parecido al que hay en la cafetería”.
Una maestra nos confesó que “en un principio los niños creyeron que se trataba de una decoración para Halloween pero cuando se dieron cuenta de que era un cadáver real, tampoco le dieron mucha importancia”. Uno de los niños nos dijo: “¿Pero no se da cuenta de que estamos en Río Piedras? Esto aquí pasa todos los días”.
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