En el Vocero se publicó una muy ilustrativa noticia de la incapacidad extrema de José Ramón de la Torre como presidente de la UPR. Este señor utiliza el miedo como arma de chantaje en lugar de asumir la responsabilidad que corresponde a su cargo. Este señor lleva actuando desde que le montaron en el cargo con una actitud muy contraria a la que necesita el sistema universitario a pesar de las indicaciones constantes de la Middle States Commission. Esta organización le ha dicho reiterativamente lo que debe hacer, pero a de la Torre no le ha dado la real gana de seguir dichas indicaciones. Las causas de no aprovechar la oportunidad de tener un grupo de asesores expertos en administración universitaria, y encima de forma gratuita que le ofrece la Middle States Commission, pueden ser diversas pero los resultados son los mimos.
Sólo hay que comparar superficialmente lo que este patán nos dice y lo que hace. En la noticia de El Vocero aparecen sus palabras: "Es responsabilidad de todos los sectores universitarios evitar interrupciones no programadas por la institución, ya que de ocurrir podríamos perder la acreditación”. Suena muy bien, pero qué hace, simplemente entrega la respuesta oficial de la UPR a la comisión acreditadora sin consultar con ningún sector universitario. Es decir, nos dice que si desacreditan a la universidad sería culpa de todos, pero no tiene problemas de entregar un informe sin el consenso de nadie, ni siquiera permitió que lo vieran, incluso la comisión le reprendió por ello, y tuvieron que ser un par de síndicos no afiliados con el bloque mayoritario del PNP, quienes divulgaran la respuesta oficial e insuficiente de De la Torre junto a la respuesta de la comisión, donde le dicen a este señor que sigue sin escucharles, que tiene que buscar el CONSENSO de la comunidad universitaria. Pero el hombre se ofusca a hacer lo que le da la gana, quizá sea algo de orgullo enfermizo, quizá sea su incapacidad a oír a los demás, quizá sea que se cree que es Dios.
La noticia es muy reveladora ya que ahora entendemos de dónde salió lo de la cuota de $400 por semestre, que se intenta cobrar en enero ($800, por los dos semestres del año académico 2010-11). Resulta que "El Gobierno Federal ha aumentado la cantidad máxima de la Beca PELL en $819 durante los últimos años”. Es decir, que la administración, incapaz de hacer nada sensato, se limitó a quitarle el aumento de beca Pell a los estudiantes. Suponemos que en la decisión se habrán reído: Sí, ahora le quitamos el aumento a los estudiantes para que se jodan, ja, ja, ja. Sin duda esta fue la reacción de la administración cuando los estudiantes lograron demostrar que la beca Pell no era incompatible con las ayudas existentes de siempre de exención de toda o parte de la matrícula por concepto de méritos académicos, deportivos, etc. Sinceramente, pueblo puertorriqueño, echando de lado cualquier ideal político, esta administración universitaria es simplemente canalla, y no se puede negar que sea reflejo del gobierno que tenemos en nuestro país en este momento.
¿Y qué hace De la Torre? Simplemente sacarle partido al miedo, quiere amedrentar con la posible descertificación: “… y seríamos nuevamente descertificados por el Departamento de Educación de los EEUU. Eso significaría la suspensión de los fondos Título cuatro que este año aportan 250 millones al 75 por ciento del estudiantado de la UPR".
Por favor, que no se engañe nadie, la descertificación sería debida totalmente a la administración universitaria que únicamente ha obrado continuamente con la intención de arrodillar a la fuerza al estudiantado.
Qué triste es todo esto. A este señor no le importa un carajo que la UPR se vaya a la mierda, aunque el desastre le salpique como presidente de la misma. Le da igual, sabe que de la presidencia de la UPR, no le espera más que el retiro, su carrera futura es inexistente, y eso le da una actitud todopoderosa, no tiene ninguna necesidad de buscar compromiso alguno, y así ha obrado desde que entró en el cargo. Es fácil leerle la mente: de aquí me voy al retiro, con una nueva pensión mejor aparte de la que tenía ya antes de que me pusieran en este cargo. Yo soy el único que no tiene nada que perder.
Un individuo con un poco de vergüenza renunciaría al cargo. Es obvio que este hombre no da la talla.
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