No nos cabe duda que si despidieran a la administración y a los síndicos en pleno y los reemplazaran con el Consejo de Estudiantes, la UPR resolvería sus problemas. Son los únicos que han demostrado sentido común.
Desde luego, con el apoyo y asesoría de la Middle States, el Consejo de Estudiantes lograría llevar a la UPR a buen puerto. No nos cabe duda que reestructurarían la universidad con el consenso de estudiantes y profesores, sanearían las cuentas en un periodo de tiempo más corto que largo, llegarían a un acuerdo con los profesores que ya pueden retirarse, utilizarían los fondos para mejorar las infraestructuras y disminuir los gastos de planta con iniciativas de tecnologías modernas, instalarían un sistema de comunicación telefónico eficiente a bajo costo, todos los problemas de conectividad y recursos computarizados se resolverían, incluso los programas académicos serían modificados para que resonaran con las realidades industriales y empresariales del S. XXI. Se implantaría un sistema de evaluación justa que se haría cargo de los profesores ineficientes, no sin antes darles la oportunidad de acogerse a programas de mejoramiento pedagógico. Se llevarían a cabo muchísimas más actividades culturales y artísticas. Se simplificarían los procesos burocráticos y se ahorraría millones en disminución de plantilla burocrática. Los gastos administrativos bajarían un 75%. Crearían un ambiente universitario propicio al estudio. El aprovechamiento académico mejoraría substancialmente cuando dejaran de preocuparse de una administración que sólo trabaja para amargarles la vida. Y tantas cosas más.
Y mientras tanto, la administración los trata de tontos, de terroristas, de criminales, de idiotas…
Irónico, ¿no?
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