Que Fortuño haya tenido que rechazar las palabras del reverendo no deben hacerle sentir mal. Todos sabemos que el oficio de reverendo tiene por cimiento la exageración, la hipérbole y el fanatismo. Que haya dicho que Fortuño es un profeta como Moisés debe de haberle dado prestigio entre su gremio. El Coquí Cojo indagó sobre el asunto y obtuvo las siguientes afirmaciones de dos colegas del reverendo:
"La verdad es que cuando dijo que el gobernador era un profeta, me dejó con la boca abierta, pero no porque yo haya pensado que había sido un disparate, sino porque a mi nunca se me hubiera ocurrido un piropo de tal magnitud".
"La verdad es que cuando dijo que el gobernador era un profeta, me dejó con la boca abierta, pero no porque yo haya pensado que había sido un disparate, sino porque a mi nunca se me hubiera ocurrido un piropo de tal magnitud".
"Sinceramente, el reverendo Heredia es un ejemplo a seguir para todo aquél que se precie de elocuente y religioso. Cuando vimos tambalear al primer dignatario del país con las palabras del reverendo, nos dimos cuenta que Heredia ya no tendría trabas con el gobierno...".
Sin embargo, encontramos a un reverendo que pensó que Heredia se había quedado corto: "Debió haber comparado a Fortuño con el mismísimo Dios, o por lo menos con el nuevo Jesucristo, hijo divino enviado por el Dios Padre para ayudar a Puerto Rico. Haberle llamado profeta fue tildarle de subordinado, menos mal que Fortuño no se dio cuenta... Yo de Heredia hubiera preparado una toalla con la efigie de don Luis y hubiese reproducido el milagro de la Santa Faz...".
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