Luego de varios escándalos, de toda índole, desde el fraude al soborno, desde la difusión de fotos eróticas hasta la pedofilia, desde el alardeo de Bentlies regalados hasta la manipulación partidista de niños de tercer grado por parte del Dept. de Educación, no paramos de ver caer en desgracia a los que creíamos representantes del pueblo. Claro, aquí cabría pensar que es esta ristra de delitos y ofensas en lo que lamentablemente reside la representabilidad popular. En otras palabras, muchos podrían pensar que los políticos son simplemente un reflejo de la sociedad que representan, y que como la sociedad puertorriqueña está enferma por todos lados... así son nuestros políticos y representantes. Quizá ya no es el político honrado quien nos representa...
Tomemos el caso de Roberto Arango. Aunque quizá sea cierto que no represente a un alto porcentaje de los que le votaron, probablemente sí representa a un numeroso sector social que se dedica a enviar fotos desnudas sin el menor reparo. Quízá el que mucha gente siga pensando que los políticos deben ser individuos cristalinos se debe a que se han estancado en el pasado. Quizá la honestidad y la rectitud ya no sean criterios que tengan mucho apoyo popular. Curiosamente lo que le ha molestado a mucha gente de Arango no ha sido el contenido de las fotos, ni que las haya compartido con millares, sino que su delito haya sido que no haya dicho la verdad desde el momento en el que salió el asunto a la palestra pública. Con su juego de evasión lo único que ha demostrado es ser un cobarde. Y al parecer, la cobardía sigue siendo popularmente considerada un defecto que no se le puede permitir a un representante del pueblo.
Con la escasa calidad de muchos políticos, los cargos que ocupan van perdiendo valor en la sociedad puertorriqueña. Ser un senador o un representante ya no tiene el prestigio de antaño, ni siquiera de hace 10 años. Nuestros políticos demuestran día tras día que no hace falta ser muy inteligente que digamos para ser senador o representante. La devaluación de los cargos públicos ha llegado a tal extremo que un considerable porcentaje de la sociedad piensa que es justo lo contrario lo que se necesita para llegar a un puesto así: ser un corrupto, un mentiroso, un listo de la calle. Al paso que vamos, lo que pronto nos sorprenderá será el caso del político honesto. De hecho, si a mi me dicen que un político determinado es honesto... ya el simple hecho de que me digan eso, me hace dudar de él...
En estos dos últimos años llevamos unos 7 u 8 políticos importantes caídos en desgracia. Es alarmante pensar que no es fácil descubrir a los corruptos, por lo que si han caído 7 u 8 es que quizá queden otros 20 ó 30 que lo son pero que no han cometido el error que les delate...
Ahora que pronto votaremos si disminuir el número de legisladores, nos preguntamos quiénes tienen más probabilidades de quedarse... y no hay duda que son los torcidos los que tienen mayores probabilidades... no porque sean más listos, sino porque nuestra sociedad está más torcida que la rosca de un tornillo y el principio de representabilidad sigue vigente.
2 comments:
Sí. Que no te quepa duda. No hay de donde escoger, pero escogen de todas formas.
No hay duda que este es un pueblo mentalmente enfermo. No me cabe la menor duda, que luego del escándalo de este degenerado gusano cubano, si no hubiese renunciado, una mayoría de penepes lo hubiesen reelegido de nuevo. Aquí la gente vota por colores y no por cualificaciones. Hay dos partidos que ganan y sobreviven solamente usando las promesas de mantengo de esos dos indignos ideales, que los han mantenido administrando el presupuesto de la colonia por los últimos 70 años.
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