Héctor volvió a su pueblo al no poder seguir estudiando en la UPR por falta de dinero. Allí se encontró con sus amigos, unos cuantos no terminaron la escuela superior y otros sí pero no fueron a la universidad:
- Hola Héctor, ya nos enteramos que te saliste de la UPR…
- Bueno, mejor dicho, me sacaron…
- Y ¿qué vas a hacer?
- Pues… ver la televisión y a ver si encuentro algún trabajo.
- Aquí no hay trabajo por ningún sitio. Pero ya sabes… puedes contar con nosotros…
- Diantre, y ¿cómo les va?
- Bastante bien, tenemos 3 puntos, la gente siempre necesita lo que vendemos, tú ya sabes…
- Y ¿cómo está la cosa con la competencia?
- Llegamos a un arreglo hace tres meses y la cosa va bien. Ellos tienen sus puntos y nosotros los nuestros.
- Y ¿la policía?
- Ésos no hacen nada, los tenemos compraos, si vieras cómo se alegran cuando se van con el sobre…
- Y ¿tú crees que yo sirvo para eso?
- Bueno, piensa que a la UPR no vas a volver por ahora. Tú sabes que lo difícil de este negocio es encontrar gente de confianza… y nosotros somos panas desde la cuna, si tú quieres estás dentro. Además, te protegemos, te enseñamos, por de pronto no vas a correr ningún peligro…
- Y si se entera mi mai…
- No se va a enterar si eres listo, guarda el dinero, no lo muestres.
- Mira, déjame pensarlo.
- Tienes todo el tiempo del mundo, ya sabes dónde estamos…
- Tienes todo el tiempo del mundo, ya sabes dónde estamos…
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