Seis síndicos solicitaron hoy una reunión de urgencia a la directora del organismo, Ygrí Rivera, para discutir la retirada de la policía del recinto de Río Piedras.
Es obvio que los hechos del pasado martes hablan por sí solos, la presencia de la policía desestabiliza más que estabiliza. La razón de ello es que aunque las autoridades del país digan lo contrario, la policía de nuestro país no es una policía profesional. Debido a la situación económica del país, el trabajo de policía es uno de los pocos que permite una vida rentable, por lo que muchos de sus integrantes no están allí porque lo sienten, ni porque crean en la justicia. Ya lo demostró el FBI con la redada de hace meses. Tampoco la policía tiene los filtros suficientes para rechazar a la gentuza que entra. Y luego, cuando ya son policías, reina la ley del silencio entre ellos, y se acabó la justicia en la uniformada. Una policía contaminada con prácticamente delincuentes, que bajo otras circunstancias se dedicarían al crimen sin problema alguno.
Por otro lado, la cúpula de la policía no se atreve a llevar a cabo una purga, y se limita a mantener las apariencias y la mentira diciéndole al pueblo que todo está bien, que los policías son unos héroes como superman. La razón por la que el superintendente Sancha sacó a los policías que pegaron a lo salvaje a estudiantes prácticamente indefensos fue debido a que los malnacidos fueron captados en videos y mostrados en pleno acto criminal ante los ojos de millones de puertorriqueños, y porque sabe muy bien que si no los saca de allí, seguirían haciendo lo mismo cada vez que tengan la oportunidad porque saben que nadie se atrevería a despedirlos.
Regresando a la petición de los síndicos para que se reúnan urgentemente para discutir la retirada de la policía, hay que tener en cuenta que los que escribieron la carta de petición sólo son los 6 de siempre: Marisara Pont, Isabel Picó, Marta Bustillo, Carlos Pérez, René Vargas y Waldemiro Vélez.
Los otros 11 síndicos no hacen otra cosa que votar a favor de la directora, Ygrí Rivera, que sólo responde a su vez a lo que le diga el presidente de la UPR y el gobierno (el presidente obedece a Rivera).
Por lo tanto, suponemos que no pasará nada con la petición. Quizá se reúnan un rato y tomen café, los seis saldrán indignados, e Ygrí dirá que “después de evaluar con esmero todas las alternativas, la junta decidió democráticamente que la policía se quedara ya que sin ellos, los estudiantes tomarían el control del recinto… etc, etc.”.
Y por su parte, José Ramón de la Torre emitirá un comunicado que dirá algo así como “espero que las cosas se resuelvan y que la paupérrima minoría de estudiantes revoltosos entienda que es importante proteger el futuro de la universidad y que no conseguirán nada”. Y luego se irá a su casa lo más tranquilo a ver la televisión y hacer llamadas telefónicas para ver cómo van los preparativos para la siguiente cena de gala.
Y la policía no se irá del recinto y seguirá manteniendo el “orden” violando todos los derechos humanos que se encuentren por el camino, y vapuleará a los estudiantes hasta que maten a alguien, y todos nos echaremos las manos a la cabeza…
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