El FBI llevaba años tratando de meter a Al Capone en la cárcel. Y luego de decenas de intentos infructuosos, a un detective se le ocurrió acusarle por nada menos que evasión de impuestos. Como era imposible demostrar más allá de la duda razonable que era el capo más grande de Chicago, y como tal había mandado a matar a una lista larga de individuos, la solución fue acusarle de evasión de impuestos, cosa que fue muy fácil de probar. Al Chuchin le han sacado del medio por la gran idiotez de decir que le habían regalado un Bentley, cuando encima de todo, no era cierto. La ironía es haberle sacado del Capitolio por algo que realmente no hizo. Sólo por fanfarronear diciendo que le habían regalado un Bentley. Imagínense cuántos trapos sucios tiene que tener este hombre para preferir irse a que salgan dichos trapos a la luz pública.
Sin lugar a dudas, el Chuchin pasará al folklore político de Puerto Rico, y nos recordaremos de él por muchas décadas... por lo que no debió haber hecho.
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