Oscar de la Hoya para senador de Puerto Rico

Con todo lo que hemos visto del caso de Oscar de la Hoya en los últimos días, no nos cabe duda alguna de que Oscar cumple con todos los requisitos para ser representante de nuestro pueblo en el gobierno. Si el no ser boricua representa un impedimento, sugerimos que con él se haga una excepción y le sea suficiente estar casado con una compatriota.

Veamos el caso con detenimiento: Oscar ha confesado ser alcohólico y drogadicto, por lo que representaría a un 30% de nuestra sociedad en lo que se refiere a dichas debilidades. También ha confesado haber sido infiel a Millie (que no es fea que digamos...), lo que aumenta su índice de representabilidad popular en un 20%. También ha confesado haberse retratado vestido de mujer, lo que le proporciona un lugar de privilegio ante la comunidad de transvestistas y organizaciones que fomentan la igualdad social (con las que estamos totalmente de acuerdo, dígase de paso). También ha confesado que pensó en varias ocasiones en el suicidio, lo que le ha dado una popularidad indiscreptible entre nuestros adolescentes.
Y si todo esto no fuera suficiente, también ha convencido a su esposa de no abandonarle, que obviamente tiene un mérito extraordinario y coloca las habilidades de persuasión de Oscar en el cénit de la gloria (deberíamos poner a Oscar de Comisionado Residente, que teniendo en cuenta su popularidad en EEUU y su obvia maestría de persuasión ¡convencería al Congreso americano de todo lo que fuera necesario!).

Por tanto, nuestros cálculos indican que Oscar representaría a un 75% de nuestro pueblo en el gobierno. Si comparamos esto al 2.123% al que Fortuño representa en la actualidad, la cuestión no tiene duda alguna...