De los mil asesinatos que hay en la isla al año, sólo uno o dos tienen la fortuna (para las familias de los asesinados) de contar con testigos DISPUESTOS A TESTIFICAR. Y cuando pasa esto, como pasó la semana pasada, ¡viene un juez y deja ir a la asesina sin que los testimonios de los testigos sirvan para nada!
Y el caso no termina aquí, porque la asesina en este caso confesó sin problema alguno que fue ella quien asesinó a los infelices.
Vamos a ver, nos preguntamos en El Coquí Cojo… ¿cómo coño deben sentirse los familiares de las víctimas?
Y también nos preguntamos… ¿Qué harán los testigos sabiendo que la asesina anda suelta… y sabe quiénes son? ¿Qué harías tú? Yo me iría al fin del mundo y me cambiaría el nombre y me haría varias operaciones plásticas que me cambiaran la cara…
Y la policía… ¿cómo podrán convencer a un testigo que atestigüe después de esto?
También suponemos que la asesina le montará un altar al juez en su casa… ¿No sería una ironía que fuera un día de estos y asesinara al juez? Te imaginas el momento… ¿qué cara pondría el juez?
Vamos, que la noticia tiene tela por la que cortar… creemos que se debería enviar una carta al Guinness o a Believe or not?, Al Rojo Vivo, o a cualquier programa televisivo de esos raros.
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