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Jan 16, 2011

Reflexiones sobre un artículo interesante sobre la UPR, escrito por José Villamil

Hoy en El Nuevo Día aparece un artículo titulado El Estado y la Universidad donde el economista y profesor de la UPR, José J. Villamil plantea una serie de ideas con respecto a la relación entre el gobierno y la UPR que existe hoy en día. El Coquí Cojo se alegra al ver que alguien quiere entablar un debate serio sobre el tema y que proponga cambios al respecto.
Villamil expone problemas del sistema actual como por ejemplo, los criterios de admisión. Tiene razón al decir que dichos criterios favorecen a los estudiantes procedentes de la clase media y alta del país ya que han tenido una mejor educación pre-universitaria. Y tiene razón al decir que la financiación del 9.6% del presupuesto nacional es realmente un subsidio ya que mantiene un precio por crédito de unos $40 cuando en realidad el mercado le otorga un valor de $150.
Villamil también sugiere que se lleve a cabo una reestructuración del sistema, y es lo suficientemente sensato de limitarse a dar un esbozo de sus opiniones al respecto e invitar a una reflexión más completa por las partes involucradas.
Dicho todo esto, El Coquí Cojo cree que no debemos limitarnos al modelo universitario americano como modelo al que debemos aspirar ya que la realidad social y económica de Puerto Rico es muy diferente a la americana. No nos oponemos a tener al modelo americano como uno de los modelos a tener en cuenta, pero creemos que debemos mirar a modelos europeos y latinoamericanos también. Los modelos europeos nos ofrecen pautas de justicia social y los modelos latinoamericanos nos ofrecen soluciones muy interesantes de cómo proveer acceso a la población más pobre del país. Por ejemplo, estamos seguros que tenemos mucho que aprender de la Universidad Autónoma de México, que tiene más de un millón de estudiantes y sus ofrecimientos económicos son excelentes.
El problema del sistema americano es la visión empresarial del mismo. La deficiencia que le vemos es que no considera a la universidad como empresa nacional como fuente de progreso más allá de las ganancias institucionales (porque simplemente no tiene por qué hacerlo ya que no es su misión).
El Coquí Cojo ya mencionó una serie de ideas en el artículo titulado La UPR debería tener 200,000 estudiantes. Necesitamos rescatar a nuestra juventud: necesitamos un plan nacional de desarrollo, que, modestia aparte, no es sólo un buen artículo, sino que tiene el título más largo de nuestros artículos hasta la fecha, y ¡suponemos que será por algo!
En dicho artículo promovemos la idea de abrirle las puertas de la UPR a prácticamente todo el que quiera entrar, lo que no concuerda en absoluto con el modelo americano. Obviamente habría que hacer algo para compensar las diferencias de preparación entre los que ingresan, y para ello propusimos que los estudiantes que no pasaran los niveles mínimos de admisión, tuvieran un año extra de cursos preparatorios que removieran las debilidades que arrastran desde la escuela superior (simplemente porque a corto plazo tiene sus ventajas, no podemos esperar a que se solucionen los problemas de las escuelas superiores). Invitamos a los lectores que lean dicho artículo.
En fin, a veces pensamos que ojalá nuestras ideas tuvieran algún medio de llegar a la prensa escrita del país o incluso de la prensa hispana en EE.UU. para que se entablara un diálogo con mayores perspectivas.

2 comments:

Anonymous said...

Estos son los artículos que deben ser compartidos con todo el país. Me parecen unos análisis excelentes. Bravo por el Coquí Cojo!!!
A propósito, ¿cómo fue el proceso para escoger este nombre?

el coquí cojo said...

En una noticia explicábamos que el coquí se quedó cojo durante sus "actividades" para preservar la especie... se cayó de un árbol.
También ser cojo es sinónimo a "no andar bien", lo que a nuestro parecer encaja con lo que le sucede a Puerto Rico, llevamos décadas andando mal...
Aparte, la cojera de El Coquí Cojo es de ambos pies, como Hefesto, que era el herrero que le hacía las armas a los dioses griegos. El apodo de Hefesto era el cojo de ambos pies.