Les recomendamos a los bicitaxistas que impongan una “escala” de precios dependiendo del peso de los pasajeros. Los imaginamos en el puerto, esperando a los viajeros de los cruceros, con una báscula junto al bicitaxi y el cartel con la escala de precios. ¿Qué no pueden hacer eso porque sería discriminatorio contra las personas obesas? ¿Y quién protege a los pobres bicitaxistas? ¿E incluso a los peatones y turistas que inocentemente caminan por El Viejo San Juan?
También exigimos que se revisen los frenos a diario, ya que un bicitaxi cargado con 800 libras de carne americana, cuesta abajo por la Calle del Cristo y sin frenos, debe considerarse un arma de destrucción masiva.
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