¡Ni a nosotros se nos hubiera ocurrido que esto fuera posible!

Al parecer un juez (Ángel Llavona) no encontró causa para arresto a una mujer que admitió haber asesinado a dos personas y herido a una tercera. Ni siquiera el testimonio de testigos y la propia confesión de la asesina ayudaron a la fiscalía a construir su caso. Todos han quedado estupefactos, incluso la asesina (“si lo llego a saber, hubiera matado a media docena más”). Bueno, los dos muertos no quedaron estupefactos ya que están tiesos en sus tumbas.

Hace unos días, escribíamos en este blog algunos cambios en el código legal que bajarían el número de asesinatos en la isla. Queremos ahora decir dos cosas: 1.- que el artículo lo escribíamos en broma; 2.- que nunca se nos ocurrió que un juez pudiera hacer lo que hizo don Ángel, la verdad es que la realidad supera la ficción, incluso la ficción más retorcida posible como la nuestra.

Nos quitamos el sombrero ante Ángel Llavona. Con jueces como él, la estadística de asesinatos, desde el punto de vista legal, bajaría a cero. Si algún día inauguramos un Salón de la Fama en El Coquí Cojo, este juez entraría inmediatamente. Y que este hombre fuera designado por Luis Fortuño, no nos extraña en absoluto. Al parecer el nombramiento fue del tipo compensatorio por su fracaso en la política. Lo que no sabemos es dónde puede hacer más daño don Ángel al país: de político o soltando asesinos a las calles. Es la pregunta filosófica que lanzamos a nuestros lectores.