Esta mañana leímos la entrevista con el gobernador Luis Fortuño. Todas las respuestas fueron comedidas y acertadas… pero un tanto insuficientes para nuestra opinión. El gobernador reconoce que el “trasiego” de las drogas es el motor principal del crimen en la isla. Nos hizo gracia el uso de la palabra “trasiego” ya que parece suavizar el crimen un poco, pero esperamos que utilice la palabra por otras razones menos importantes. Una de las soluciones que el gobernador da a dicho problema es el programa “Tus valores cuentan” en las escuelas. El Coquí Cojo no está en desacuerdo con que haya un programa ético en las escuelas, pero según lo que pensamos, la insuficiencia ética no es lo que lleva a nuestra juventud a vender y usar drogas. Es la falta de futuro. Nuestros jóvenes no encuentran trabajos dignos que sean capaces de sacarlos de la miseria. Mucha gente en nuestro país ve mal a la gente que vive de las ayudas federales. Su argumento se basa en la creencia que el trabajo es la vía digna para que una persona progrese en la vida, lo que no entienden es que la situación laboral es pésima. Si tu eres un chico o chica de 17 ó 18 años, vives en la casa de tus padres (el estado de inestabilidad en los hogares puertorriqueños es otro avispero de problemas) y ves a tus amigos que “trasiegan” con las drogas y “prosperan” económicamente mientras que tú no tienes posibilidad alguna de prosperar (trabajar en el Burger King no es lo que digamos vía de progreso), la tentación de vender drogas te tentará tarde o temprano. Y peor aún, si no puedes “trasegar”, por lo menos puedes consumirlas y olvidarte de la miseria por un rato. Claro, consumir drogas sin tener dinero ya sabemos a lo que conduce…
En fin, el medio de combatir el crimen de nuestros jóvenes es proveerles con trabajos dignos… pero esto es muy difícil a corto plazo. Por lo tanto, la vía es proveerles los instrumentos que les permitan encontrar mejores trabajos, aunque sea en los Estados Unidos… La vía que podríamos implementar de inmediato es darle la oportunidad a todos nuestros jóvenes a cursar estudios universitarios. ¿Y cómo podemos hacer esto? Permitiendo que TODOS los estudiantes que se gradúan de High School puedan ir a la UPR. Prácticamente justo de lo que está pasando hoy en día. La UPR ha perdido cerca de 10,000 estudiantes en un año. Ahora el lector se preguntará ¿cómo podríamos admitir a todos los estudiantes a la UPR? Y la respuesta es la siguiente:
1.- Los estudiantes que no cumplan con los requisitos académicos (notas, examen de entrada, etc.) cursarán un año adicional de recuperación en la misma UPR. Luego de ese año se les evaluará de nuevo. Si no pasan la evaluación se les dará la oportunidad de prepararse por cuenta propia, si así lo desean, y tomar el examen evaluativo cada seis meses (por lo menos sabrían los materiales que tienen que dominar). Estamos totalmente de acuerdo que muchos estudiantes carecen de una buena educación preuniversitaria, y sería importante que mejoráramos la calidad de nuestras escuelas, pero por el momento, el curso de recuperación en la misma UPR sería la solución más rápida y eficiente.
2.- El costo de los estudios nunca debe ser causa de no poder estudiar. Es muy importante para nuestra sociedad los beneficios de la educación universitaria en nuestra juventud. Así que los gastos deben ser consecuentes con los medios económicos de los estudiantes. La ventaja que tenemos aquí es que la mayoría de esa población que no está entrando en la UPR son pobres, por lo que tienen derecho a la beca Pell. La UPR debe implementar un departamento eficiente de conseguir becas a los estudiantes. Es lo que hacen muchas universidades en los EE.UU. Los estudiantes prácticamente sólo tiene que proveer las pruebas de los ingresos familiares. El papeleo lo hace la universidad.
3.- La UPR tendría que ponerse las pilas. Tendría que simplificar los procedimientos burocráticos, aumentar la eficiencia de sus empleados administrativos. Ofrecer más seminarios de orientación a los nuevos estudiantes. Proveer materiales y presentaciones de los programas académicos que ofrece. La UPR debe asegurarse que los estudiantes sepan cuáles son sus posibilidades. Los programas orientativos deben ser tanto colectivos como individuales. A pesar de los consejeros académicos, la mayoría de los estudiantes se quejan de no haber sido orientados suficientemente. Los estudiantes de nuevo ingreso carecen en la actualidad de orientaciones en grupo.
4.- Creemos que con una administración universitaria eficiente, con procedimientos administrativos simplificados y altamente computarizados, los 11 recintos podrían recibir 200,000 estudiantes con los ajustes necesarios en la plantilla docente. Incluso se podría implementar un programa de “repatriación” de intelectuales puertorriqueños. Tenemos miles de buenos profesores en los EE.UU. que estarían interesados en regresar a PR y contribuir si se les provee de unas buenas expectativas laborales.
5.- La UPR tiene que implementar un programa fortísimo de colocación laboral de los que se gradúan. Tenemos que explotar la ventaja que tenemos como “colonia” del mercado laboral en los EE.UU. El gobierno de PR y la UPR deben implementar programas de colocación laboral con las industrias y empresas americanas. Y también con los gobiernos estatales de EE.UU., siempre faltos de profesionales bilingües. Imaginémonos que el 100% de los estudiantes pudieran contar con un trabajo al salir de la universidad. A medio y largo plazo, el nivel intelectual y de preparación educativo redundaría también en el mercado laboral local ya que empresas que requieren de personal preparado en ciencias y tecnología se fijarían en nuestro país para instalar fábricas y centros investigativos.
6.- El gobierno de PR podría implementar un programa de incentivos empresariales donde los estudiantes universitarios pudieran lanzar sus propias empresas innovadoras. Estos programas existen en muchos países. Se les denomina “semilleros de ideas” y son muy beneficiosos. Los programas aportan expertos que evalúan las posibilidades reales de mercado de las ideas y ofrece espacios de oficina muy baratos que pueden utilizarse como punto de lanzamientos de empresas.
Los beneficios a corto, medio y largo plazo serían extraordinarios. Sacaría a la mayoría de nuestra juventud del “trasiego” de las drogas, y sobre todo, del “uso” de las mismas. Tenemos que trabajar bajo la simple presunción de que nuestra juventud no es tonta. ¿Es esto mucho pedir? Un joven con expectativas de futuro no se dedicará a las drogas.
Tenemos que desarrollar un plan nacional a corto, medio y largo plazo. El plan debe evaluar los resultados constantemente. Desarrollar un sistema de métricas realista, y sin duda alguna veremos beneficios cuantificables muy pronto. Los resultados retroalimentarán los programas y la sociedad verá en números los avances, y con las nuevas expectativas de futuro nuestra sociedad mejorará. Necesitamos un plan de desarrollo nacional.
Tenemos que rescatar a nuestra juventud. Desgraciadamente estamos haciendo justo lo contrario.
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