Durante las últimas semanas, la cúpula estudiantil se ha reunido varias veces con el presidente de la UPR, con el Secretario de Estado, con los síndicos universitarios, incluso con el gobernador. Los estudiantes han expuesto una baraja de soluciones y alternativas a la cuota. El entusiasmo de las primeras reuniones, motivado por la esperanza de resolver la crisis, ha ido desapareciendo a medida de que hasta ahora lo único que han conseguido es que la parte que escucha sus demandas y soluciones, ya sea el presidente o el gobierno, termina la reunión diciéndoles a los estudiantes que llevará las propuestas al presidente de la UPR o al gobierno… El “juego” ha descarrilado lo que podría haber sido una negociación efectiva con resultados. Realmente es una estrategia infantil que refleja la falta de seriedad real de la administración y el gobierno.
Resulta extraordinario que sean los estudiantes los únicos que negocian como adultos. Al observador externo al problema le parece estúpido que las tres partes no puedan reunirse al mismo tiempo. En un país civilizado, ya se hubiera dado una negociación con todas las partes involucradas (incluso la del profesorado lógicamente).
Para un observador externo, la solución de los estudiantes de que el gobierno entregue directamente los 30 millones “recurrentes anualmente” (a los que ya se han comprometido) al Banco de Fomento es tan obvia que no puede entender por qué no se acepta de una vez por todas. Los 30 millones cubrirían un 75% de la recaudación que se pretende con la cuota (40 millones). Los otros 10 millones podrían salir de otros programas, o en último caso implicaría una cuota de $200 anuales, a la que los estudiantes no se opondrían si no hay más remedio.
El Secretario de Estado sostiene que los 30 millones no pueden ser entregados al Banco de Fomento porque el fondo fue diseñado para ser repartido siguiendo criterios de necesidad económica. Para ello se ha propuesto un comité repartidor de los fondos, organizado por el presidente de la UPR. En otras palabras, crear un proceso burocrático más en la UPR, que como toda burocracia universitaria sólo resultará en la ineficaz entrega de los fondos, y muy posiblemente impida que todos los fondos sean entregados. Es obvio que el argumento de McClintock es un tanto absurdo ya que la misma cuota se calculó sin tener en cuenta las realidades económicas individuales de los estudiantes, simplemente se implementó una cuota de $800 por estudiante. Por lo tanto, le decimos al gobierno que se deje de pendejadas, entregue los 30 millones al Banco de Fomento, se recalcule la cuota a $200 por estudiante y se acabe el problema y punto.
Las consecuencias de que se elimine del todo la cuota o que se recalcule una cifra inferior son importantes. En toda negociación efectiva, todas las partes deben ceder para que nadie salga como perdedor absoluto. Después de defender a capa y espada la necesidad de la cuota, la administración saldría muy dañada si la cuota se elimara (en realidad bajo parámetros normales implicaría la renuncia inmediata del presidente y de la directora de la junta de síndicos) ya que sería obvio su total incapacidad para llevar las riendas de una institución tan importante. No cabe duda alguna a estas alturas que la UPR se beneficiaría con un mejor presidente y una mejor junta de síndicos, especialmente después de un año de tensiones. Un cambio total en la administración sería prácticamente necesario. Esto podría suceder de dos formas: 1.- la cuota es eliminada y la administración renuncia en desgracia, o 2.- la cuota es recalculada a $200 (por ejemplo) y la administración renuncia con un poco de dignidad en el verano, después del año académico, dejando paso a una nueva administración a partir de agosto de 2011.
Estos escenarios que acabamos de plantear se veían probables cuando el gobierno comenzó a meter baza en el asunto, especialmente con las declaraciones de Toñito Silva, pero el “juego” que está teniendo lugar nos ha hecho perder la esperanza de que el gobierno vaya en serio.
El elemento que podría en estos momentos poner un grano de arena para que el juego se detuviera es el profesorado. Sin embargo, lo que se necesita es una intervención seria, y no las soluciones descordinadas (un tanto tontas algunas de ellas) que hasta ahora ha propuesto, como por ejemplo, el caso en el que un grupo de profesores sin poder de representación del claustro se comprometió a una reducción de sueldo (sin embargo, reconocemos su buena fe de hacer algo). Hace falta que todo el claustro se comprometiera tajantemente a respetar la huelga estudiantil y simplemente no asistiera a las aulas. El profesorado aprobó el voto de huelga hace unos meses. Si los profesores se fueran a la huelga, la presión sería muy probablemente el detonante final que haría que la administración cediera ante las propuestas que ya están sobre la mesa de negociaciones.
Algo que asustaría a la administración y al gobierno sería que las asociaciones de profesores comenzaran los trámites para hacer un sindicato. Obviamente, aunque la inscripción sería voluntaria, el mensaje calaría hondo ya que señalaría una voluntad incuestionable de aumentar su poder negociador para futuros conflictos.
Las matemáticas son muy sencillas: si la cuota de $800 no se elimina o reduce, la UPR perderá más de 10,000 (hecho reconocido por la administración ya que la recaudación que se espera de la cuota son 40 millones, lo que representa 50,000 estudiantes, no los 64,000 que hay en la actualidad).
Lo que es realmente insensato en todo esto es el hecho incuestionable de que si se eliminara la cuota (con los 30 millones de dólares del fondo del gobierno), la UPR no perdería los más de 10,000 pagos de matrícula y terminaría recaudando mucho más… Hay que ser imbécil para no darse cuenta de esto o ser un mal nacido de no aceptarlo aún sabiéndolo (José Ramón de la Torre lo sabe muy bien).
Lo que es realmente insensato en todo esto es el hecho incuestionable de que si se eliminara la cuota (con los 30 millones de dólares del fondo del gobierno), la UPR no perdería los más de 10,000 pagos de matrícula y terminaría recaudando mucho más… Hay que ser imbécil para no darse cuenta de esto o ser un mal nacido de no aceptarlo aún sabiéndolo (José Ramón de la Torre lo sabe muy bien).
El problema principal en estos momentos no es el económico, es el juego de poder en el que el conflicto se ha convertido. La solución está enfrente de las narices de todos:
a. el gobierno entrega los 30 millones directamente al Banco de Fomento.
b. la cuota se elimina.
c. la UPR no pierde miles de estudiantes, por lo que el pago de las matrículas que no se pierden en este caso supera con creces los 10 millones que no se recogerían de la cuota.
d. las clases se reanudan inmediatamente.
e. en el verano se hace un cambio de administración. Si se contrata gente capacitada administrativamente, la UPR podría gozar de un largo periodo de estabilidad.
¿Es esto tan difícil? ¿O somos una república bananera?
2 comments:
Chico,
Pero ¿qué pretendes? ¿resolver la crisis? ¿Y qué de las tan honrosas carreras universitarias de Guadalupe, De la Torre e Ygrí? En el tercer mundo, la mediocridad acompañada de submisión al poder, se recompensa. ¿Acaso no has aprendido nada?¿Acaso hay dudas del nivel de desarrollo de nuestra isla?
Si eso parecen, una república bananera utillizada por USA.
Ya! luchen por su independencia, y dejen a esos putos gringos.
Isla del encanto
Post a Comment