El gasoducto Vía Verde (?!) se construirá contra "viento, marea y sol"

Los municipios que al principio dudaron del beneficio del gasoducto e incluso se opusieron están cambiando su opinión de forma sospechosa y están cayendo como una hilera de fichas de dominó hacia el apoyo público del proyecto Vía Verde. Los acontecimientos indican que el gobierno está apretando las tuercas de las legislaturas municipales y entidades públicas y privadas necesarias para la aprobación final del gasoducto. Que el gobierno apriete no nos debe sorprender, lo que nos escama en El Coquí Cojo es que le sea tan fácil cambiar y acallar las voces opositoras. Es como si algunos beneficios se estuvieran moviendo por debajo de la mesa. Sería lógico pensar que un proyecto de esta magnitud, con intereses económicos enormes para muchas partes, pudiera darse el gusto de emplear millones de dólares, una minucia en comparación al coste de llevarlo a cabo y los inmensos beneficios económicos posteriores, para cambiar las decisiones y opiniones iniciales de los municipios y demás opositores.

Por otro lado, sospechamos de los motivos reales de la oposición inicial de los opositores, valga la redundancia. ¿Sería una oposición calculada para obtener o acrecentar futuros y evidentes beneficios, tanto legales como ilegales? ¿Qué habrá tenido que ofrecer el gobierno y los interesados económicos del gasoducto a los alcaldes y políticos envueltos para que apoyen el proyecto? ¿Serán favores políticos? ¿Dinero bajo la mesa?

En las noticias salió la siguiente lista de las legislaturas municipales que han aprobado el proyecto: Cataño, Barceloneta, Bayamón, Guaynabo, Vega Alta, Vega Baja, Manatí, Orocovis, Ceiba, Naranjito, Arecibo y Guayama. Nos sorprendió Guayama, por cuyo territorio no pasará el gasoducto Vía Verde, aunque no nos sorprende políticamente ya que la alcaldesa de ese municipio es del PNP. Suponemos que es fácil que un municipio que no se verá afectado por un posible accidente, que esperamos que no suceda, apruebe el proyecto. Suponemos que la alcaldesa de Guayama dirá que el impacto económico de abaratar la luz eléctrica afecta positivamente a toda la isla, o algún otro argumento en esa línea. Suponemos que para ella significa otra estrella más en su expediente de partido.

Lamentablemente, lo más probable es que el gasoducto se construya, que los que lo favorecen saquen su tajada a costa de muchas penas para muchos puertorriqueños sin el poder real de oponerse al proyecto. Luego nos daremos cuenta que los ahorros previstos en energía no serán tantos y cargaremos con las consecuencias por varias décadas. El gobierno levantará un par de molinos e instalará un par de colectores solares y nos dirá que ha hecho más que ningún gobierno anterior para promover las energías renovables. Ya Fortuño nos dice que apoya ocho proyectos de ese tipo, sabiendo que el número 8 es suficiente para que muchos crean que el esfuerzo es enorme. Primero habría que estudiar el tamaño de dichos proyectos, ya que el plantar dos molinos en una lechería no es mucho para alardear cuando podríamos tener parque eólicos de centenares de ellos.

¿Qué se puede esperar de un gobierno que nos quiere convencer diciendo la tontería que el gas natural es una de las energías verdes?

Para beneficio de nuestros lectores, el gas natural es un hidrocarburo tal como lo es el petróleo. Es cierto que el gas es menos contaminante y que incluso, con la tecnología presente, se justifica su uso en el sector transportes, donde la energía solar no ofrece todavía una opción realmente eficiente debido al costo de las baterías, el tiempo de recarga, y la red de surtidores que se necesitaría instalar (aunque por otro lado esto crearía miles de empleos especializados y bien pagados, con grandes expectativas de futuro, tan necesarios en los tiempos que corren de crisis y éxodo de industrias). Sin embargo, el uso del gas natural no se justifica para la producción de energía eléctrica en un país donde el sol nos achichara y rodeado de costas en las que poner parques de molinos marinos y costeros (sin olvidar la cima de las cordilleras con las que contamos y que están prácticamente deshabitadas).

Puerto Rico carece de investigadores y reporteros financieros, por lo que tememos que todo lo que está pasando por debajo de las mesas y escritorios de nuestros legisladores nunca se sepa.

Otra oportunidad perdida para tomar el tren del futuro tecnológico. Cuando el gasoducto esté construido y funcionando, el gobierno, cualquiera que sea, para nosotros los políticos de ambos partidos están lamentablemente hechos en el mismo molde, nos dirá que las necesidades energéticas del país no ameritan proyectos verdaderamente verdes a gran escala. Claro, los gobiernos seguirán jugando a pretender que apoyan las energías renovables plantando algún molino de vez en cuando, simplemente porque será beneficioso para sus intereses políticos, nada más.