El PPD y demás detractores de la reforma contributiva anunciada ayer, critican la imposición del 4% a las empresas foráneas aduciendo que provocará que muchas se vayan del país, con la correspondiente pérdida de puestos de trabajo, y la posible disminución de nuevas inversiones en PR. En El Coquí Cojo creemos que el PNP tiene un poco de miedo de que algo así ocurra, lo que explica que hayan escogido una solución en la que el porcentaje contributivo baje año tras año, hasta desaparecer en pocos años. Suponemos que esto se ha hecho para que las empresas foráneas piensen “es sólo un par de años, y estamos en el 2% y dos años más y volvemos a guisar de gratis” y decidan aguantar y no irse.
La Cámara de Comercio de EE.UU. envió una carta al gobierno de PR diciéndole que se opone a la medida, porque haría peligrar los 90,000 empleos que dichas empresas tienen en PR. Y claro, el PPD, se subió de inmediato a esta guagua para justificar sus críticas.
En fin, según nuestro juicio, todas las partes tienen algo de razón. Por un lado, PR debe imponer un impuesto a las ganancias de las empresas foráneas que llevan negocios en la isla, simplemente porque es lo lógico y por algo el resto del mundo lo hace. Y por otro lado, siempre existe el riesgo que una empresa se vaya si tiene que pagar dicho impuesto.
Sin embargo… ¿hasta qué punto debemos agacharnos para que las empresas no se vayan? ¿Hasta qué punto debemos agacharnos para que las empresas vengan y se establezcan en PR? ¿Qué nos ha brindado realmente haber sido un paraíso fiscal para las compañías foráneas durante décadas?
El argumento que el gobierno está dando es que el descenso en los impuestos de los ciudadanos se estaría pagando con el impuesto que le están poniendo a las empresas foráneas. El argumento es totalmente cierto, nadie lo pone en duda. Curiosamente se podría refrasear de la siguiente manera: los ciudadanos puertorriqueños hemos pagado por décadas las contribuciones que las empresas foráneas no han tenido que pagar. Es equivalente a decir que todos los puertorriqueños hemos contribuido a los sueldos de los empleados de dichas empresas, o que los salarios que las empresas han pagado a sus empleados boricuas en realidad han sido mucho menor a los que indican las nóminas. Sería interesante calcular cuánto. Por ejemplo, si hoy hay 90,000 empleados en estas empresas (dato que ha salido en la prensa consistentemente) y este año le sacaremos $1,500,000,000 con el nuevo impuesto del 4%, podríamos calcular que el pueblo de PR subvencionó a estas empresas foráneas la friolera de $16,667 por empleado este año. En otras palabras, si una farmacéutica le pagó a un empleado promedio $40,000, en realidad le pagó $23,333. ¿No es increíble? ¿No es inmoral que un pueblo pobre como el nuestro le tenga que pagar $16,667 por cada empleado que contratan a empresas con ganancias de $35,000,000,000 anuales? ¿Siendo encima nosotros mismos parte de su clientela? Es realmente indigno, se vea como se vea. Sin importar ideales políticos.
Si la respuesta a todo esto es que debemos hacer lo posible, sin que nos importe ni nuestra dignidad ni el más mínimo sentido de justicia social, para que las empresas foráneas que están no se vayan y las que quieran venir, no lo duden, las siguientes medidas deberían tomarse sin dilación alguna:
Ø Bajar el sueldo mínimo a $1 la hora. Creo que no daríamos a basto recibiendo nuevas empresas. Incluso empresas africanas y chinas se instalarían en PR. Esto posiblemente bajaría la tasa de desempleo al 2%. Incluso a estos salarios, varios se quedarían sin empleo. Los robos bajarían substancialmente ya que nadie tendría nada que mereciera la pena. Tampoco nadie tendría dinero para comprar drogas, por lo que los que se dedican a ello se irían a mejores mercados.
Ø Legalizar la esclavitud. Esto definitivamente bajaría el desempleo al 0% ya que no pararíamos de recibir empresas nuevas. Es muy probable que bajo esta medida, la agricultura disfrutaría un renaciomiento extraordinario, tanto por las nuevas iniciativas empresariales, como por la sencilla razón que todos tendríamos que crecer nuestros propios alimentos. El crimen dejaría de existir porque las empresas foráneas no lo permitirían ya que sería detrimental para sus negocios.
Y el que no quiera, que se largue a U.S.A.
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