Sin duda, la vida puede ser muy cruel a veces. Que se lo pregunten a Guillermo Fariñas, opositor del régimen castrista en Cuba, que se encuentra en arresto permanente, y que acaba de ser galardonado con el premio Sájarov a la libertad de conciencia. Fariñas es conocido en el mundo entero por sus repetidas huelgas de hambre, y su lastimosa fisonomía esquelética, como protesta al régimen comunista cubano. El comité que le otorgó el premio cometió la torpeza de enviarle el menú del banquete que tendría lugar como parte de la ceremonia de los premios sin percatarse que Fariñas no podría asistir por razones obvias. Según un amigo cercano del disidente cubano, "el recuerdo del menú le seguirá torturando por el resto de su vida, y aún más, tememos que no pueda hacer otra huelga de hambre nunca más".
¿Cómo pueden ser tan cabrones?
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