El haberle contestado a la comisión de Middle States sin enseñarle el informe a ninguna de las partes directamente involucradas en la vida universitaria es un obvio indicador de cómo opera la administración universitaria. No dudamos que el informe esté forrado de medias verdades, de datos falsos o manipulados, en fin, de lo que haga falta para recibir la certificación universitaria.
Irónicamente, la Middle States tiene una papa demasiado caliente en sus manos. Descertificar a la universidad con el mayor número de estudiantes de minorías en los EE.UU. no es una decisión que ellos quieran tomar. De un lado deben hacer cumplir el reglamento, pero por otro, no aprobar a la UPR sería devastador para ellos mismos, y no digamos para los estudiantes, cuyos estudios no valdrían nada en los EE.UU., destino a que aspiran muchos de ellos, ya sea por conveniencia o por necesidad.
Es muy posible que a la Middle States no le importe demasiado recibir un informe lleno de medias verdades y datos manipulados si pueden quitarse la papa caliente cuanto antes. Por lo menos, ellos pueden presumir de lo que han hecho hasta ahora. Su comportamiento ha sido ejemplar hasta el momento: han establecido su independencia de criterio. Sin embargo, el paso final de descertificar a la UPR no es políticamente correcto para ellos.
Al Coquí Cojo le sorprendería más que descertificaran a la UPR que no. Suponemos que Ana Guadalupe ya estará preparando el comunicado sobre su gran logro y hábil manejo de la crisis. Y proclamará que todavía hará falta mucho trabajo por hacer, que nunca más la UPR puede llegar a una situación así, que ella se asegurará de ello, y bla, bla, bla. Un gigantesco beneficio político por haber contestado en secreto lo que le ha dado la gana.
Paradójicamente, a los estudiantes no les debería importar no ver el informe de la rectora tampoco. Mejor no saber nada, porque el ver la cantidad de embustes (por decir algo), les forzaría a la triste situación de convertirse en cómplices de la administración para lograr que sus títulos no perdieran lo poco que les queda. ¿No es curioso? ¿No se podría hacer una bella comedia de teatro de todo esto? ¡Menuda escena sería de genial que la junta de estudiantes decidiera no ver el informe! Sólo ponerse a rezar para que la Middle States se tragara el cuento o que por lo menos lo utilizara para aprobar a la UPR y quitarse el mochuelo de encima.
Si de casualidad, de pura casualidad, por algún hado especial, la comisión de Middle States tiene el valor de agarrar la sartén por el mango, y siendo fieles a la verdad del desastre que es la UPR, y la descertifica, creemos que sería obvio que la rectora dejara el cargo (¡y no a cambio de otro mayor!). Creemos que alguien debería preguntarle en público: Señora rectora, si después de todos sus esfuerzos y estrategias, la UPR termina perdiendo la certificación, ¿abandonaría su cargo ya que sería obvio que usted no debe estar donde está?
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