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Oct 26, 2010

Tenemos Ana Guadalupe para rato

Un nutrido número de organizaciones estudiantiles, de profesores y empleados no docentes se ha manifestado en los últimos días para declarar su rechazo al nombramiento de Ana Guadalupe como rectora del recinto de Río Piedras.
Obviamente, a Ana Guadalupe no le importa en absoluto la oposición de estas organizaciones ya que no tienen el poder de desbancarla de su cargo. A ella sólo le interesa la opinión de su jefe, José Ramón de la Torre.
Ana Guadalupe ha declarado que ella no cree que su nombramiento haya sido político. Obviamente El Coquí Cojo no se chupa el dedo, especialmente porque la membrana interdigital lo dificulta bastante, y sabemos que ella sabe que sí, lo que pasa es que no le conviene admitirlo.
La posición de Ana Guadalupe es muy clara, hará todo lo que sea necesario para seguir en la rectoría. Dirá lo que tenga que decir para ello. Ha mentido en varias ocasiones y lo seguirá haciendo. Manipula los números de forma conveniente, siempre caminando por un sendero de medias verdades. Su estrategia no es mentir descaradamente, es solo decir las cosas a medias, de forma que no se le pueda acusar tajantemente. Cuando habla del número de estudiantes, incluye los que están a tiempo parcial y los alumnos ya adultos que toman clases de educación continuada. Así los números no lucen tan mal. Cuando habla de las clases canceladas, utiliza números confusos, porque sabe que no hay nadie con las fuerzas suficientes y estadísticas para preguntarle ¿cuántas secciones se han eliminado en Estudios Generales en agosto de 2010? Cuando habla de que se han despedido a muy pocos profesores, no incluye los profesores de contrato de servicio de tiempo completo. Ni considera como despido el hecho que muchos de estos profesores no han tenido más remedio que quedarse enseñando a tiempo parcial, lo que ha hecho que pasaran de $50,000 de salario a $13,000, y de haber además perdido el seguro médico. Obviamente si siguen trabajando, no se considera despido, aunque $13,000 les cualifica como pobres.
Ana Guadalupe es muy lista, y sabe manipular la información. Dice que está reuniéndose con los estudiantes y que está dispuesta al diálogo. Pero no cede, simplemente sigue las pautas que le indica José Ramón de la Torre, y no somos tontos, las sigue no sólo porque le conviene sino porque cree en ellas.
La pena de todo esto es que ya se ha convencido a sí misma que lo que está haciendo es lo que le corresponde a una rectora universitaria. Se ha convertido en una política y se ha tragado el cuento ella sola, realmente cree que lo que hace es lo que la UPR necesita. Y lo ha interiorizado de tal forma que no saldrá de ello. Está segura de su superioridad ante los temas y considera a los estudiantes como pelagatos, que no saben lo que quieren. En otras palabras, ha llegado a un estado de enajenación en el que se siente a gusto, invencible.
Ahora se divierte, se levanta por las mañanas pensando a ver qué tonterías tendrá que oír ese día, sin la más mínima intención de oír a nadie. Es un proceso muy parecido al que le sucede a un dictador, que llegado al poder por coincidencias, comienza a sentirse cómodo con los privilegios del cargo y termina creyéndose que el país le debe todo a él.
El Coquí Cojo siente mucha pena por lo que pasa en la UPR. Y ya hemos diagnosticado en varias ocasiones lo que pasará. A costa de los estudiantes de bajos recursos, el recinto de Río Piedras se irá convirtiendo en un centro de investigación científica, con cierta tendencia a los programas graduados que sean rentables. El que quiera estudiar filosofía que se vaya a otro sitio. Incluso el Departamento de Economía está a punto de desaparecer tragado por un nuevo programa de finanzas de la Facultad de Administración de Empresas.
En estos momentos, la reivindicación administrativa de Ana Guadalupe ha sentenciado al recinto de Río Piedras a seguir las pautas exactas que el gobierno dicte. Desde el punto de vista individual, Ana Guadalupe lo está haciendo muy bien. No dudamos que sea candidata a la presidencia en cuanto de la Torre salga del cargo. La dictadora del recinto riopedrense quizá llegue a ser la dictadora de todo el sistema en unos años. A mayor poder, mayor ambición.

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