“¡Ya podemos respirar tranquilos!”, fue la unánime reacción de la ciudadanía al enterarse que el dominó había sido declarado deporte por el gobierno de Puerto Rico. Sólo falta la firma del gobernador, pero se da por hecho ya que de negarse a hacerlo, las consecuencias serían devastadoras, incluso la posibilidad de ser el detonante de la primera guerra civil en Puerto Rico no podría descartarse. Sin lugar a dudas, Luis Fortuño tiene en sus manos la decisión más importante de su vida. Si firma el proyecto de ley, será considerado un héroe boricua de la talla de Eugenio María de Hostos o Emeterio Betances. De no firmarlo, pasará a la historia como traidor a la patria, y principal precursor de la guerra civil.
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