El representante Antonio "Toñito" Silva ha expresado su preocupación del estado de la industria del libro en Puerto Rico. La triste realidad es que ya casi nada se imprime en la isla. El representante ha propuesto ventajas fiscales a los impresores puertorriqueños como la eliminación del IVU en los libros impresos en la isla, y cosas así. El Coquí Cojo reunió a un grupo de expertos que luego de seis días de acalorados debates llegó a la conclusión que la causa mayor de la crisis del libro en Puerto Rico es que “la genta no lee”. Uno de los expertos fue aún más lejos: “Aquí la gente no lee aunque los amenacen de muerte. Ni siquiera leen los estudiantes universitarios. Y la mayoría de nuestros políticos son analfabetos. No le digo más…”
Ante la triste realidad, El Coquí Cojo no pudo lavarse las manos y envió una carta a Toñito con una lista de medidas que pudiera aumentar las ventas de libros en nuestro país. Dada las restricciones de espacio en nuestro blog, sólo presentamos una muestra representativa de las medidas:
Ø Aprobar una ley por la que todas las mesas fabricadas en la isla tengan una de las patas 6 pulgadas más corta que las restantes, lo que haría necesario la utilización de un promedio de tres libros. A las mesas importadas se le cortará una de las patas mientras esperan almacenadas en aduana antes de ser distribuidas. A las mesas existentes, los respectivos dueños tendrán que hacerle el corte de 6 pulgadas ellos mismos. Inspectores del gobierno irán casa por casa para comprobar que se cumpla la ley. El que no cumpla, tendrá que comprar las obras completas de José Gautier Benítez.
Ø Prohibir el uso de manteles individuales y hacer obligatorio el uso de libros para posar los platos. Lo mismo con platillos de tazas, de ahora en adelante se servirán las tazas de café, té y otras bebidas calientes, encima de libros.
Ø Toda carta que se quiera enviar por correo deberá colocarse dentro de un libro, y mandar el libro.
Ø Todos los políticos, profesores, y administradores universitarios y escolares estarán obligados a hablar con un libro en la mano siempre que lo hagan en público.
Ø El director de la AEE, Miguel Cordero, tendrá que llevar en la mano la colección entera de tomos de la Declaración de Impacto Ambiental cada vez que defienda en público el dichoso proyecto de Vía Verde.
Ø Todos los predicadores religiosos del país, especialmente los que lo hacen en la calle, deberán blandir constantemente una biblia que haya sido impresa en el país. De no hacerlo, serán crucificados inmediatamente, o mejor aún, quemados en la hoguera (con el uso de libros como combustible).
Ø Los políticos del país tendrán que llevar media docena de libros sobre la cabeza cada vez que hablen en público. Según el proponente de esta medida, se espera que así lleguen a ser personas más equilibradas, y además se les hará más difícil la triste costumbre de insultar al oponente y gritar al público como si fuera sordo. De caerse algún libro de la cabeza, el político será multado con la compra de las obras completas de René Marqués.
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